Comer en Bruselas: 5 restaurantes en la capital belga

por Cristina Monsalvo
Bruselas

Viajar a Bruselas no es solamente ver la Grand Place, comer chocolate o beber cerveza. Como en casi cualquier viaje la gastronomía juega un papel importante y en la capital belga merece la pena sin lugar a dudas probar algunos de sus platos más afamados, como los mejillones, las croquetas de camarones o la carbonada flamenca (ternera estofada en cerveza y especias).

Comer en Bruselas

Por supuesto, todo ellos acompañado de esas deliciosas patatas fritas que los belgas presumen de haber inventado. La oferta de restaurantes en esta ciudad es muy amplia, desde locales de las típicas cadenas internacionales a pequeños y coquetos restaurantes donde cenar a luz de las velas. Desde luego elegir un lugar para comer en Bruselas  puede ser complicado ante tanta oferta.

Pero en mi último viaje a Bruselas esto fue para mi y mis compañeras de viaje tarea sencilla. Y es que al tratarse de un blogtrip podíamos despreocuparnos de todo durante los cuatro días del viaje ya que Turismo de Bruselas y Valonia, que fueron quienes organizaron este #bruselasgirly, organizó todo para nosotras, incluso los lugares donde comer o cenar. ¿Acertaron en la elección? Pues aquí os lo cuento.

 Chez Leon (Rue des Bouchers 18)

Es un clásico de la capital belga, ubicado a muy poca distancia de la Grand Place y otros lugares que ver en Bruselas, este restaurante es famoso principalmente por sus mejillones preparados de diferentes modos, desde gratinados con queso (deliciosos) a rebozados (más deliciosos aún).

Su amplia carta ofrece también otros platos típicos del país como las antes mencionadas croquetas. Y todo ello acompañado por la cerveza que lleva el nombre del propio restaurante y que fabrican en exclusiva para ellos. Con una antigüedad de 120 años el local tiene capacidad hasta para 420 personas y ocupa nueve casas antiguas del casco histórico de Bruselas.

Desde mi punto de vista y a pesar de ser muy turístico es una buena elección para acudir a cenar y pasar un rato relajado con amigas pues es un lugar sencillo y sin pretensiones donde poder reír sin miedo a molestar a los comensales de la mesa de al lado.

Y para antes o después de comer, no dudes en reservar un free tour por Bruselas. La mejor forma de descubrir la ciudad de la mano de un guía que te contará infinidad de cosas sobre la capital de Bélgica en español.

Comer en Bruselas Chez Leon

Le Selecto (Rue de Flandre 95)

Un poco alejado del centro, más allá de la Plaza de Sta. Catalina, se encuentra este moderno restaurante donde acudimos a comer un lluvioso sábado. Estaba bastante concurrido, pero a diferencia de Chez Leon, aquí los clientes eran belgas, gente del barrio, parejas y grupos de amigos de mediana edad que creaban un ambiente relajado con sus tranquilas conversaciones.

Una de las camareras hablaba español y nos ayudo a entender la carta compuesta por platos sencillos con sopas, carnes, pescados y algunos de inspiración oriental. Todo ello se puede comer con un menú de plato principal y postre, o de primer y segundo plato. La presentación era muy acertada y el sabor de todo perfecto.

Me pareció una gran comida a un precio correcto (yo no pagaba, por lo tanto no tengo claro el importe total, pero por lo que vi creo que nada se subía de precio) y volvería aunque solamente fuera por esos gyoza tan ricos que me comí.

Comer en Bruselas Restaurante Le Selecto Bruselas

Wine Bar Sablon (Rue Haute 198)

En el barrio de Marolles no solamente hay mercadillos y tiendas vintage, también hay un buen número de restaurantes con mucho estilo como este al que fuimos a cenar el sábado. De nuevo nos encontramos en un local con mucho belga y poco turista, todos envueltos en un ambiente con cierto toque romántico sin duda más adecuado para una cena de pareja de una reunión de amigas. Aún así mantuvimos el tipo y conseguimos ser discretas y no levantar la voz más de lo que parecía adecuado en aquel precioso restaurante.

La carta era realmente amplia y un camarero nos fue explicando plato a plato lo que en ella se ofrecía. Algunas cosas sonaban un tanto extrañas, como cuando intento explicar que un de los platos eran unas glándulas que la ternera tiene en la garganta y que se cocinan rebozadas, al estilo medieval. No sonaba nada atractivo, pero yo me lie la manta a la cabeza y lo pedí, porque si era tan delicioso como el camarero contaba debía merecer la pena probarlo. Y vaya si la merecía. Realmente fino, bien presentado, aunque yo me hubiera comido el doble de lo que había en mi plato.

Creo que fue el restaurante que más me gustó del fin de semana de chicas, aunque lo recomendaría más para una cena romántica en la que a uno no le importe gastarse algo más en disfrutar de un buen ágape.

Comer en Bruselas WINE BAR SABLON

Les Filles (46 rue du Vieux Marché aux Grains)

A pocos pasos de nuevo de la Plaza de Sta. Catalina acudimos a comer el domingo, el día del brunch, algo muy de moda en Bruselas. Este restaurante está ubicado en un par de pisos donde las mesas se comparten con otros clientes y todo tiene cierto aire entre campestre y desenfadado. Nos comentaron que el precio era cerrado pudiendo comer todo lo que nos apeteciera de los platos preparados para servirse uno mismo, tomar un par de bebidas (de una carta un poco limitada) y también un té o café.

Cierto que el precio era económico para estar en Bruselas, que el ambiente era agradable y perfecto para una comida de chicas, pero yo personalmente salí con la sensación de no haber comido bien, pues todo lo que había eran dos tipos de quesos, muslos de pollo cocinados sin gusto, sopas y ensalada, además de fruta y unas tartas. Yo sin duda no pagaría en Madrid 18 euros por comer lo que comí, por mucho que el local sea super coqueto. Desde mi punto de vista fue el único “resbalón” que cometió la Oficina de Turismo de Bruselas al elegir los restaurantes.

Comer en Bruselas Les Filles, Bruselas

Le Clan del Belges (Rue de la Paix 20)

Para llegar a este restaurante en el que cenamos la última noche de nuestra estancia en Bruselas tuvimos que caminar hasta el barrio de Ixelles, probablemente el punto más alejado de Grand Place al que llegamos paseando. Pero mereció la pena la caminata, lo primero por las vistas desde el local de la fachada iluminada de la iglesia de San Bonifacio, y lo segundo y sin duda más importante, por lo bien que cenamos. Cerveza Faro, croquetas de queso y camarones o un plato degustación con comida típica belga.

Un local sin duda animado donde disfrutamos de buena comida y agradable ambiente. Además de comer a la carta, uno puede optar por elegir alguno de lo menús que se ofrecen o incluso acudir, cómo no, al brunch dominical. Ah, y como cosa curiosa, si alguna chica de las que lea esto decide ir a este restaurante, que no deje de bajar al baño, que tiene su gracia.

Comer en Bruselas

Comer en Bruselas

Y esto lo fue lo que dio de sí nuestra ruta gastronómica por la ciudad…. en otro “capítulo” os contaré que tal nos fue en el Belgian Beer Weekend y en las chocolaterías de Bruselas.

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