Diario de viaje Sri Lanka: viaje en tren hacia Ella

por Cristina Monsalvo
Viaje en tren Sri Lanka

18 de Marzo – Nuevo viaje en tren hacia Ella

Aunque el día anterior nos dijeron en el hotel de Nuwara Eliya que nuestro tren con destino a Ella saldría a las 9:30 de la mañana yo tenía metido en la cabeza que su horario era a las 8:50 así que estaba obsesionada con no llegar tarde y coger temprano un tuk-tuk. Después de un desayuno tan contundente como el del día anterior acompañado por música clásica del fondo, terminamos de recoger nuestras cosas, hicimos el check-out y salimos a esperar al conductor que tenía que venir a por nosotros. Yo insistí en que como muy tarde debía recogernos a las ocho para ir tranquilos, pero los minutos pasaban y nadie venía a por nosotros, así que salí a la puerta en busca de otro tuk tuk aunque en el hotel seguían diciendo que íbamos con tiempo…. Finalmente cerca de las 8:20 apareció el vehículo y yo ya estaba de los nervios. Teníamos el tiempo justo para llegar a Nanu Oya y poder hacer ese viaje en tren. Metimos todo super deprisa en el tuk tuk y salimos rápidamente en dirección a la estación. Yo iba realmente agobiada porque en nuestros billete de tren había leído hora de salida 8:50 y media hora era le tiempo mínimo que podríamos tardar. Cuando llegamos a la estación faltaban tres minutos para la salida del tren, así que cogimos todo y salimos corriendo… para encontrar un gran cartel en el que informaban lo que ya me habían dicho en el hotel: que el tren salía a las 9:30. Así que me relajé y bajamos ya tranquilamente al andén en el que ya había algunos viajeros esperando el tren que haría varias paradas en la ruta. La verdad es que la estación tenia poco que ofrecer: unos bancos, una sala cubierta donde esperar, unas vías que todo el mundo fotografiaba, la oficina del jefe de estación… y ya. De modo que buscamos una sombra donde pasar la media hora que faltaba para que llegara nuestro tren, el que cual hizo su aparición tan solo unos minutos antes de la hora de salida.

Viaje en tren Sri Lanka

Nuestro vagón era el Observation Saloon, algo de lo que había leído en guías de viajes y blogs de otros viajeros que había pasado por Sri Lanka. Dicho vagón es el último de tren, pues los pasajeros se sientan mirando en el sentido contrario a la marcha para poder contemplar el paisaje desde un gran ventanal que hay al fondo del vagón. Nosotros tuvimos suerte porque nuestros asientos eran los que estaban justo delante de la ventana, cosa que conseguimos gracias a la dueña del hotel de Kandy, la cual se encargó de comprarlos varias semanas antes del viaje en tren.

Nosotros alternamos ir sentados en el vagón disfrutando de nuestra privilegiada vista y asomarnos a las puertas del vagón, desde donde sin duda la perspectiva era bien distinta pero no peor. Pasamos durante nuestro viaje en tren  por pequeños pueblos, junto a colegios y atravesamos plantaciones de té mientras un cielo de un intenso azul nos acompañaba todo el viaje.

Viaje en tren Sri Lanka

En un momento determinado intenté pasar más allá de la parte de nuestro vagón donde estaban los equipajes, pero la puerta estaba cerrada, de modo que nuestro espacio se limitaba a lo que el vagón más caro del tren nos ofrecía. Lo cierto es que éramos un puñado de pasajeros la mayoría de los cuales abandonaron su asiento y se fueron a las puertas abiertas al poco de comenzar el viaje en tren, pues quitando la primera fila el resto no tenía mejores vistas que si hubieran viajado en segunda.

El tren paró en varias estaciones donde subieron nuevos pasajeros, otros abandonaron el tren y nosotros aprovechamos para salir y hacer algunas fotos en lo que realmente fue un viaje en tren bastante  largo. Aunque algunos viajeros dicen haber tardado 2 horas en este trayecto, nosotros invertimos más de cuatro horas en el trayecto. Y la verdad es que por muy bonito que sea el trayecto llega un momento en el que todo parece igual y lo único que uno quiere es llegar ya a su destino.

Viaje en tren Sri Lanka

Y por fin llegamos a Ella, el lugar más pequeño por el que pasamos en Sri Lanka. Acabó nuestro viaje en tren,  muchos viajeros bajamos allí, y otrso muchos subieron pues el tren continuaba su andadura por las montañas cingalesas. Nosotros abandonamos la estación en busca de un tuk tuk para llegar al hotel. Preguntamos a dos y cuando yo decía el nombre del alojamiento directamente pasaban de nosotros, ni tan siquiera una explicación, solamente nos dejaban tirados y se iban en busca de otros. Yo sabía que el Dream Café que era nuestro hotel estaba cerca, pero como cada vez que uno llega a una ciudad nueva no sabía si esa cercanía eran dos minutos o diez y no quería empezar a bajar la cuesta que estaba delante de nosotros arrastrando las bolsas de viaje sin saber que nos esperaba. Menos mal que llegado un momento ya no había más clientes y si un tuk tuk que con mala cara nos dijo que nos cobraba 100 rupias por llevarnos a nuestro destino… que si estaba cerca, pero al que sin duda preferimos llegar motorizados que andando, pues la calle estaba en obras y había charcos, agujeros y polvo, mucho polvo.

Una vez instalados en la habitación nos fuimos a un restaurante cercano que nos pareció atractivo al pasar, el Café Chill. Nos descalzamos para subir a la azotea donde nos esperaba una agradable zona donde comer, tomar algo y escuchar música mientras sentíamos el agradable aire de las montañas. Mientras aprovechamos para ver las opciones de los paseos que nos ofrecía Ella y pensar que hacer por la tarde. Finalmente decidimos que íbamos a ir Little Adam’s Peak, un pico cercano a la población que nos permitía ir y volver antes de que se hiciera de noche.

Viaje en tren Sri Lanka

Cruzamos la calle principal del pueblo, lugar que la verdad es es poco más de dos calles, un montón de restaurantes, tiendas… y ya está. Y es que en Ella, además de comer y pasear por los alrededores poco más se puede hacer. En la ruta hacia nuestra destino abandonamos Ella por la carretera al borde de la cual cada día se monta el mercado de verduras en el que no puede evitar parar a hacer algunas fotos y charlar con los vendedores preguntando que eran algunas cosas que no había visto en mi vida. Ellos me explicaban pero la verdad es que sigo sin saber que eran algunas de aquellas verduras.

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Continuamos carretera adelante y unos cientos de metros más allá encontramos la desviación que nos iba a llevar hasta el mirador que era nuestro destino mientras en el camino cruzábamos plantaciones de té a la vez que poco a poco íbamos subiendo por la ladera de la montaña. El camino era sencillo, accesible para todo el mundo, pero al llegar al tramo final encontramos que tocaba empezar a subir escaleras. No eran muchas, así que a pesar del calor conseguimos completar el recorrido total desde Ella en apenas una hora.

Una vez en lo alto disfrutamos de una vistas maravillosas del entorno y pudimos caminar por los senderos que unían algunas de esas colinas. También allí conocimos a un inglés que según nos contó estaba jubilado en su país y había decidido abandonar su país por un destino más exótico, de modo que iba a pasar un año en Sri Lanka dando clases de inglés. Había elegido Ella para quedarse por su clima más benigno que en otras zonas del país y por la posibilidad de dar paseos por los alrededores.

Viaje en tren Sri Lanka

El horizonte comenzaba a teñirse de naranja cuando regresábamos a Ella, una localidad que tengo que admitir tiene poco que ofrecer en cuanto cae la noche y desaparece la posibilidad de disfrutar de los paseos por los alrededores. De camino al hotel entramos a un supermercado a buscar algo para mi nariz, ya que después del enfriamiento del día anterior en Nuwara Eliya empezaba a tener problemas para respirar y mucha tos. Y salimos de allí con un mini bote de Vick VapoRub, un producto que al parecer es internacional y que a mi me vino bastante bien.

Ya cerca del hotel paramos en una tienda de ropa y algo de artesanía que me pareció increíblemente cara teniendo en cuenta la calidad que tenía, pero a esas alturas del viaje ya me había dado cuenta de que Sri Lanka es un país mucho más caro que su vecina India o los algo más lejanos países del Sudeste asiático.

Una buena ducha, un cerveza fresquita y organizar el día siguiente fue lo que hicimos antes de bajar a cenar, cosa que hicimos en el restaurante del hotel, un lugar bastante coqueto lleno de velas y luces donde probamos unas pizzas que de verdad, estaban para chuparse los dedos.

Viaje en tren

Poco más quedaba por hacer ese día en una ciudad como Ella, así que nos fuimos a la habitación para leer un rato y untarme el pecho y la nariz con el Vick VapoRup para intentar combatir los síntomas del resfriado que parecía querer adueñarse de mi. Un poco de lectura, y a dormir, que al día siguiente nos esperaba más de una caminata por los alrededores, precisamente por esas vías por la que habíamos hecho ese día nuestro viaje en tren.

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