Diario de viaje Japón: Miyajima

por Cristina Monsalvo
Miyajima

12 de Octubre – Miyajima

Subimos en el ferry que hemos cogido en Hiroshima para llegar a la pequeña isla de Miyajima, que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El barco va hasta arriba de turistas y muchos esperamos emocionados en cubierta el momento en el que pasemos cerca del torii rojo del santuario principal de la isla. Es uno de los lugares más fotografiados de Japón, y con razón. Ver esa gran estructura de madera emerger del agua con su brillante color rojo merece más de un disparo de la cámara.
Una vez en la isla todos desembarcamos para dirigirnos en primer lugar a la pequeña bahía donde se encuentra el Itsukushima-jinja, el santuario al que pertenece el símbolo de Miyajima: el torii rojo que ya habíamos visto desde el ferry. Parejas, familias y grupos de amigos caminan por la zona esquivando a los atrevidos ciervos que no tienen ningún reparo en acercarse a cualquiera que sospechen que puede tener comida. Nosotros paramos una y otra vez a disfrutar de las vistas y contemplar como algunas piraguas pasan alrededor de la puerta del santuario, pues en ese momento la marea está muy alta.

Miyajima, ciervosLa verdad es que uno no se cansa de pasear por la zona, el ambiente es alegre, todo el mundo parece tener ganas de pasarlo bien y nosotros nos somos menos. Rodeamos la bahía hasta el lado opuesto y bajamos a la zona de arena donde en ese momento no llega la marea. Hacemos algunas fotos más y disfrutamos del cielo azul y el sol que aún calienta.

MiyajimaAún tenemos que encontrar nuestro alojamiento, el , que es uno de los ryokanes de la isla. Después de algunas vueltas damos con él, y es lo que imaginábamos: un casa tradicional como tantas que ya hemos visto en otros lugares de Japón. Sale a nuestro encuentro la dueña del establecimiento que nos atiende en un perfecto inglés (mucho mejor que el mio….), y nos invita a descalzarnos, pues dentro del ryokan solamente se puede caminar descalzo o con unas zapatillas que ellos te dejan. Nos lleva a nuestra habitación y nos enseña todas las instalaciones del lugar, entre las que hay una sala de estar en la parte superior. La habitación tiene aseo, pero no ducha, por lo que nos enseña donde podemos bañarnos o ducharnos. De nuevo un pequeño onsen del que tomamos buena nota para utilizar esa misma noche.

Miyajima RyokanInstalados en nuestra habitación, llega la hora de salir a cenar. Se ha hecho de noche y Miyajima parece otra. Los turistas han desaparecido y la calma se ha adueñado del lugar. Con un plano en la mano que nos han dado en el ryokan vamos buscando los lugares que nos recomiendan, y terminamos en uno muy sencillo pero donde probamos una de las comidas más ricas que se pueda imaginas: el okonomiyami. Es un plato que admite cualquier cosa, como si fuera una pizza pero sin masa. También se podría decir que es algo así como una tortilla, pero tampoco es exactamente eso. Lo único que puede decir es que si vas a Japón, tienes que probarlo.

MiyajimaCon la tripa llena salimos rumbo al ryokan pero por supuesto haciendo una parada delante del torii sobre el agua y verlo iluminado. Es un lugar alucinante, da igual que sea de día o de noche, que hay más o menos agua. Siempre es bello y por desgracia no son muchos lo lugares de los que podemos decir eso. Al llegar al ryokan subimos para cambiarnos y bajar con la yukata al onsen. Nos damos un baño totalmente reparador, y dormimos estupendamente en nuestras camas sobre el suelo.

13 de Octubre

La noches en Miyajima ha sido tranquila, hemos dormido y además descansado, estamos como nuevos. Solamente nos falta desayunar para tener energía suficiente para patear Miyajima, así que en cuanto lo hacemos recogemos nuestras cosas y dejamos la mochila en recepción para pasar a por ella más tarde.
Por supuesto que lo primero que hacemos es ir a ver el torii flotante que nos muestra una imagen totalmente diferente a la del día anterior: la marea a bajado y podemos caminar hasta su base. Nos parecía que era temprano, pero vemos que no tanto como habíamos pensado, pues ya hay un montón de japoneses por la zona. Bajamos pisando sobre la arena mojada pero firme, y nos acercamos al que visto de cerca es un torii realmente enorme. Su color destaca sobre el cielo azul cuando miras hacia arribe. Es de esos lugares que uno no se cansa de mirar y me siento afortunada de haberlo podido conocerlo.

MiyajimaDespués de mirar, tocar y rodear el torii de Miyajima, nos vamos de nuevo a la isla para visitar otros lugares. En primer lugar pasamos por un pequeño pero importante templo budista, el Daigan-ji, situado muy cerca del paseo que hay sobre la bahía. Sin ser nada excepcional resulta agradable por su banderas de colores y la cercanía al mar. Rodeamos a continuación el Itsukushima-jinja para llegar hasta el Senjö-kaku, un pabellón enorme y sin paredes que se eleva sobre una ladera de la isla y junto al cual hay una pagoda colorida de cinco alturas. Para entrar en el pabellón hay que pagar entrada y descalzarse, personalmente y después de haber entrado creo que no merece especialmente la pena.

Y ahora nos toca ascender al Monte Misen. Existe la opción de subir andando (mejor nos la saltamos), subir hasta casi la cima y bajar en teleférico (para los muy vagos) y la de subir en teleférico y descender andando (esta será la nuestra, ni mucho ni poco). Para llegar hasta la estación donde se coge el teleférico se puede utilizar el servicio de un mini bus, cerca de cuya parada está el lugar donde comprar los tickets para el transporte que nos subirá montaña arriba. Como el paseo no es muy largo pasamos del bus y decidimos adentranos en el bosque donde además nos encontramos con algunos ciervos. En pocos minutos llegamos al lugar donde coger el primero de los teleféricos que tendremos que utilizar, es de cabinas pequeñas, para unas seis personas y las vistas desde él son realmente preciosas. Aunque no tanto como las que tendremos cuando subamos en el siguiente teléferico (una cabina mucho más grande que la anterior, donde caben un puñado de personas de pie). Según ascendemos empezamos a divisar vistas del Mar de Aki que rodea la isla.

Una vez bajamos del teleférico y vamos ascendiendo las vistas son increíbles. Merece la pena sin lugar a dudas llegar hasta allí. Un mar de un intenso color azul salpicado de islas se muestra antes nosotros. Es una de esas vistas que unos es quedaría mirando sin esperar que pase nada, solamente por el placer de la contemplación.
En el mirador más cercano al lugar donde hemos bajado de nuestro transporte hay una serie de carteles con nombre de diferentes islas y encima un agujero por el que si miras localizarás exactamente la isla.

Miyajima Monte MisenAún tenemos que caminar unos 15 minutos para llegar a la cima del Misen, donde una vez más lo que vemos nos recompensa con creces el calor que estamos pasando. El mar azul nos sigue rodeando resplandeciente. Pasamos allí un rato, tomando fuerzas y disfrutando del lugar antes de comenzar el descenso.

Miyajima Monte MisenComenzamos a bajar, y de camino pasamos por un templo en el que encontramos a un montón de gente descansando (normal, es como para descansar la subidita que hemos tenido que hacer, no quiero ni pensar en el que sube andando desde el pueblo). A partir de ahí ya es todo bajada por un camino muy cómodo que discurre dentro del bosque. En algunos puntos se abre un claro con una vez más maravillosas vistas, y en otros aparece una señal que indica que hay algún templo o santuario. Nosotros no nos desviamos, encontramos por el camino gente que sube andando (valientes) y también algún pequeño ciervo que no sabe si confiar en nosotros o no. Cuando ya llevamos andando cerca de una hora vemos entre los árboles el famoso torii de Miyajima que a esa hora ya emerge de las aguas.

MiyajimaAntes de alcanzar el pueblo pasamos por el Daishö-in, un imponente templo construido en la ladera de la montaña. En sus escaleras hay muchos rodillos de oración y sus jardines están llenos de estatuas de pequeños monjes. Además hay una gruta con imágenes de 88 templos de peregrinación. Desde luego es la visita perfecta para acabar el descenso (aproximadamente hora y media hemos tardado) del Monte Misen.

Llegamos al pueblo y nos acercamos a un puesto de comida que vimos el día anterior y donde nos llamaron la atención unos pinchos de ostras que vendían. Nos compramos uno… y uf, está tan bueno que no podemos evitar repetir. En otro lugar compramos una de esa especie de galleta rellena de queso o chocolate que venden por todas partes en Japón. Creo que podría vivir de ese tipo de comida varios días, está bien bueno todo.
Y antes de marcharnos al ferry para regresar a Hiroshima y luego a Kioto nos despedimos del famoso torii de la isla de Miyajima.

Miyajima Torii flotanteEl camino de vuelta es a la inversa que el día anterior, primero el ferry, luego un tren local hasta la estación central de Hiroshima, y desde allí un shinkansen a Kioto. Llegamos tarde y un poco cansados, así que comemos en un local cerca del hotel donde la cena como casi siempre en Japón está deliciosa.
Y a dormir en la nueva habitación del hotel, que tiene unas camas cómodas y llenas de almohadas. Felices sueños.

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