Si habéis leído alguno de los post que he publicado sobre mi viaje a Rumanía, es probable que ya sepáis que para mi, Sighisora es la ciudad más bonita del país. Sus casas de colores, sus torres y sus calles empedradas crean un conjunto del que es difícil no quedar prendado. Son muchos los viajeros que pasan solamente unas horas en la ciudad. Yo sin embargo os recomiendo dormir en Sighisoara.
Cuando me pongo a organizar un viaje doy mil vueltas a las cosas. Miro mapas y contrasto información. Todo para estar segura de hacer la mejor ruta y no dejarme ninguno de los lugares que merece la pena visitar en mi destino fuera del itinerario. Pues bien, cuando fuimos de viaje a Rumanía decidí que había una ciudad a la que no íbamos a ir: Hunedoara. Allí estaba el Castillo de Hynyad, también conocido como el Castillo de los Corvino. Pero nada de lo que leía me hacía justificar el tener que desviarnos 120 kilometros en la ruta que nos llevaría desde Maramures a Sibiu.
Seguro que muchos con solo leer el título de este artículo estáis pensando cómo puede ser alegre un cementerio. Yo también lo pensaba antes el singular cementerio alegre de Sapanta en Rumanía, al norte del país, muy cerca de la frontera con Ucrania. Pero cuando uno pasa por allí entiende que la muerte puede tener muchas caras. Y no todas tienen que ser grises y con forma de sepultura de mármol o de panteón familiar.
En el norte de Rumanía, cerca de las fronteras con Ucrania y Moldavi,a se pueden visitar dos de las regiones más bellas del país. Son Bucovina y Maramures, la primera famosa por sus monasterios pintados. La segunda, por sus iglesias de madera. A mi me sorprendió mucho el norte del país. Con su montañas, sus riachuelos, sus pueblos pequeños escondidos entre colinas y un estilo de vida marcadamente rural. Creo que sin duda son lugares que ver en Rumanía.
Si hay una ciudad en la Ruta Romántica alemana en la que disfrutar del río Danubio, sin duda esa es Donauwörth. Una localidad que quedó muy dañada en los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial pero que ha sido reconstruida recuperando en parte el aspecto que debió tener anteriormente.
Friedberg es una de esas cuidadas y coquetas ciudades de la Ruta Rumántica alemana. Se encuentra a pocos kilómetros de Augsburgo, lo que la convierte en un excursión perfecta desde la ciudad que rinde en su nombre homenaje a Emperador Augusto.
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