Bañada por el Atlántico, con rechonchos gatos como amos de la Medina y el azul como protagonista en puertas y ventanas. Así es uno de las ciudades más bonitas de Marruecos. Un destino especialmente turísticos en este país del norte de África, deseado por viajeros (principalmente de habla francesa) y por muchos amantes del surf. Son muchas las cosas que hacer y ver en Essaouira, si no te quieres perder ninguna ¡sigue leyendo!
Índice del artículo
Cómo llegar a Essaouira
Vuelos desde España
La forma más sencilla y cómoda para llegar a Essaouira desde España es el avión. La compañía low cost Ryanair une Madrid y la ciudad marroquí con dos vuelos semanales. En algunos meses esos vuelos operan lunes y viernes, y en otros, los martes y sábados. El precio es para no pensar mucho: por 35 € puedes conseguir i/v sin tener que comprar con demasiada antelación.
Transporte desde el aeropuerto
Una vez en el aeropuerto de Essaouira, la única opción para llegar a la ciudad son los Grand Taxi. El precio es fijo: 150 dirhams (unos 15 €). Conviene cambiar moneda en el aeropuerto pues algunos taxistas no aceptan otra moneda que no sea la del país. La distancia que separa el aeropuerto del centro de Essaouira es de unos 16 kilómetros que se recorren en aproximadamente 20 minutos.
Si vuestro alojamiento está en la ciudad amurallada, es importante tener claro cerca de cual de las puertas de la ciudad está, ya que los vehículos no pueden entrar en ella.
Cómo llegar a Essaouira desde Marrakech
Son muchos los viajeros que se animan a conocer los lugares que ver en Essaouira desde Marrakech, la más famosa de las ciudades de Marruecos.
Autobús
Para ir desde Marrakech a Essaouira, la opción más económica es el autobús. El viaje dura unas tres horas, algo que hace casi imprescindible hacer noche en la ciudad de destino. Toda la información sobre los horarios y precios los podéis encontrar en la CTM Maroc. Tomad nota también de que la estación de autobuses de Essaouira está a 20 minutos caminando del centro histórico. Si se os hace largo el paseo, podéis recurrir a un Petit Taxi que os llevará de un lugar al otro por 10 ó 20 dirhams (1 ó 2 €).
Excursión a Essaouira
Si queréis olvidaros de autobuses, taxis y demás, lo mejor es reservar la excursión a Essaouira desde Marrakech. Parte de Plaza Jemaa el Fna todos los días a las 8:00. El viaje se realiza en 4×4 o minibús, siempre con aire acondicionado y conductor que habla español. La excursión tiene una duración total de 11 horas y es accesible para personas con silla de ruedas.
Coche
La tercera opción para viajar de Marrakech a Essaouira es alquilar un coche (o ir con él desde España). Esto es especialmente interesante si vais a realizar un tour por Marruecos. Una vez en Essaouira, recordad que no se puede acceder a la zona amurallada con coche. Cerca de ella hay dos grandes aparcamientos de pago, pero si os queréis ahorrar unos dirhams siempre podéis alejaros del centro histórico y buscar un sitio para estacionar.
Qué hacer y qué ver en Essaouira
Si conocéis otras ciudades de Marruecos, Essaouira os parecerá muy diferente. Para empezar, la cercanía al océano la dota de un ambiente distinto, muy marinero. Las gaviotas y los pescadores forman aquí parte del paisaje urbano. Y los vientos alisios son compañeros de viaje en este rincón del país.
Por otro lado, el azul del mar parece haber salpicado a la ciudad. Sin llegar al exceso de azul de Chefchaouen, por toda Essaouira hay detalles del color del Atlántico. Puertas, ventanas, alfombras, cubiertas de madera. Bien podría ser una de esas islas del Egeo en las que el blanco y el azul están presentes en todas las construcciones.
También hay que saber que esta ciudad marroquí es muy turística. La Medina parece un barrio para viajeros. Tiendas, restaurantes y bares se apiñan uno tras otro como imanes para quienes transitan por la ciudad. Algo que le da un ambiente mucho más distendido por ejemplo, que el de las calles de la Medina que ver en Tetuán, ciudad esta última que de momento parece ajena al turismo de masas.
Y ahora, a lo importante. A contaros que podéis hacer y ver en Essaouira. La ciudad se divide en varias zonas. Algunas de ellas dentro de las murallas Otras, en su exterior pero muy cerca. Todo se puede ver en un día, pero la verdad es que esta ciudad tiene tantos rincones singulares y fotogénicos que bien merece dedicarla un poquito más de tiempo. Si os gustan los gatos, atentos. Porque en pocas ciudades del mundo he visto tanto mininos, tan lustrosos y confiados como en Essaouira.
Cruzar las puertas de la muralla
Una de las cosas que hacer en Essaouira de forma inevitable es cruzar las puertas de la muralla que dan acceso a la Kasbah. Dentro de ella es donde se esconden los lugares más atractivos que ver en la ciudad. Distintos barrios, en algunos de los cuales la vida sigue siendo como en cualquier otra ciudad de Marruecos. En otros, los turistas, cómo os decía, se han hecho dueños de las calles y el ambiente es distinto.
Una de las principales puertas que dan acceso a la muralla es Bab Marrakech (junto a la plaza del mismo nombre). Si desde ella se camina en línea recta se llega a la avenida central de la ciudad amuralla. Dicha avenida termina por el este en Bab Doukkala, junto al Mellah, el antiguo barrio judío.
Recorriendo la avenida central, larga y recta, se atraviesan otras puertas más o menos grandes, hasta llegar a la última de ellas, al oeste: Bab El Mechouar. No muy lejos de ella, pero abierta hacia el sur, está Bab Sbaa, la salida perfecta desde la ciudad amurallada para llegar a la playa.
También merece la pena acercarse a Bab Marrakech Tower. Es una de las puertas más singulares de las que dan acceso a la Essaouira fortificada, ya que en realidad es una torre. Antiguamente fue el arsenal, y hoy se ha convertido en sala de exposiciones.
Pasear por la Avenida Mohamed Zerktouni
El gran eje central de la ciudad fortificada o Kasbah tiene una longitud de menos de 1 kilómetro. Pero parece mucho más largo, pues recorrerlo no es sencillo. En algunas zonas hay demasiada gente, en otras demasiadas tiendas. Muchos estímulos visuales que hacen que el viajero pare aquí allá.
Recordad que esta calle principal que ver en Essaouira cambia de nombre en tres ocasiones. Aun así, no hay pérdida posible si uno no se desvía. A lo largo de la calle, la actividad cambia y las personas que pasan por ella también.
Vamos a empezar por la zona más cercana al puerto, allí donde la avenida se llama Oqba Ibn Nafiaa (la encontramos si accedemos a la muralla por Bab El Mechouar). Una amplia plaza, con jardines, restaurantes y algunas tiendas, se abre ante el visitante. Ahí están la Torre del Reloj y la entrada principal a la Medina de Essaouria. Cierra la plaza la Bab Tres Portes.
Si continuamos hacia el este, pasaremos por muchas tiendas con objetos de artesanía, algunas galerías de arte y varios restaurantes. Todo muy orientado al turista.
Poco después la calle cambia de nombre para convertirse en la Avenida l’Istiqlal. Poco a poco, los peatones que la recorren van cambiando. Aparece la puerta de alguna mezquita y las tiendas de argán y recuerdos turísticos se van convirtiendo en carnicerías, pollerías y tiendas de especias.
El último tramo es Avenida Mohamed Zerktouni. Por este tramo ya se ven pocos viajeros. La calle empieza a estar ocupada por puestos de frutas, de pastas, de menta. En el primer tramo, tras pasar otra de estas puertas intermedias de la avenida, hay dos plazas laterales.
En una de ellas tenía lugar el antiguo mercado de especias. A fecha de hoy, en la otra, sigue estando el mercado de pescado. No es un lugar para pusilánimes. El olor es fuerte, hay restos de pescado y sangre por todas partes. Y las gaviotas campan a sus anchas en busca de algo que llevarse al pico.
Si esto no os parece insoportable, unos metros más allá está el mercado de aves. Pollos grandes y chicos pian enloquecidos. Probablemente saben lo que les espera mientras cagan (perdón, pero es así) impregnando el aire de esta zona de un olor nada grato. Es Marruecos en estado puro, nada de adornos para que el turista se sienta cómodo.
Superada la prueba del mercado de pescado y de pollos, ya todo parece ideal. La vista y el olfato se relajan antes los puestos de dulces, de cacharros de hojalata y de caftanes.
Mellah, el barrio judío que ver en Essaouria
Tras el caos de la Avenida Mohamed Zerktouni, caminar por el barrio judío de Essaouira es como un regalo. En él reina la tranquilidad, no está pensando para que los turistas vayan de compras ni se sienten a comer o tomar una copa. Este barrio está lleno de calles en las que el tiempo parece haberse detenido. Los sastres cosen sentados en diminutos locales. Los comerciantes se sientan frente a sus tiendas a tomar un té. Y la vida pasa sosegada, al ritmo que marcan el sol y las oraciones.
Actualmente rompen un poco el encanto del Mellah las obras de restauración que se están llevando a cabo en las murallas. Es muy cerca de ellas donde están dos lugares destacados que ver en este barrio de Essaouira: las sinagogas Haim Pinto y Slat Lkahal Mogador. La entrada en ambas es gratuita, y ambas se encuentran el primer piso de dos edificios. La primera es más sencilla y hasta el arca que guarda los rollos de la Torá está pintado de un intenso color azul.
En cuanto a la sinagoga Slat Lkahal Mogador, merece la pena visitarla porque la persona que la cuida os contará un montón de curiosidades. Desde que estuvo 40 años abandonada a que, actualmente, solamente queda un judío en Essaouira. La sinagoga se restauró a principios de este siglo, recuperando de la mejor forma posible el arca procedente de Livorno y algunos suelos. Se puede subir a la zona dedicada a las mujeres y observar el océano desde las ventanas.
Conocer los cementerios judíos
Dejando la ciudad amurallada de Essaouria por Bab Doukkala, hay que caminar 300 metros en línea recta para llegar a los cementerios judíos de la ciudad. A la derecha está el nuevo, a la izquierda el viejo. Ambos se pueden visitar de forma gratuita. Pero tomad nota: si los encontráis cerrados, llamad con fuerza a la puerta. El vigilante os abrirá y os dejará pasar a no ser que vayáis con mucho escote, tirantes o falda/pantalón demasiados cortos. En ese caso o tenéis algo para cubriros o os dejará fuera sin ningún reparo.
Una vez dentro, la primera impresión es la de estar en uno de esos cementerios musulmanes que se pueden ver en las ciudades de Marruecos. Pero enseguida te das cuenta de que aquí, las tumbas no están todas mirando en la misma dirección y de que las inscripciones de las lápidas están escritas en hebreo.
Nada que ver con el famoso cementerio de Praga o con el más pequeño que ver en Frankfurt, no en vano estamos en un país con una cultura distinta y es algo que se nota hasta en los camposantos. Incluso en el cementerio católico que hay justo a la derecha de Bab Doukkala. Ni un ciprés ni una flor ni una piedra que no sea blanca.
La Medina, imprescindible que ver en Essaouira
La Medina de Essaouira pasó a formar parte en 2001, junto con el mellah y la kasbah, del Patrimonio de la Humanidad. Está dentro de los muros de la kasbah, en el extremo noroeste de la misma. Para tener claro que se está accediendo a ella, basta cruzar la puerta junto a la Torre del Reloj de Oqba Ibn Nafiaa. Ahí es fácil distinguir el muro que rodea la Medina y junto al que se puede caminar por el interior.
Dentro de la Medina las calles siguen siendo tan estrechas y laberínticas como en el resto de los barrios de la ciudad. Algunas de ellas no tienen salida y otras terminan en agradable placitas.
Ya os decía que esta parte de Essaouira es en la que encontraréis mayor concentración de galerías de arte, tiendas de recuerdos, bares y restaurantes. Es el lugar perfecto para turistear de día y salir de noche. El alcohol se sirve en casi todos los locales de esta zona (a precio de oro, un vino básico os costará el doble que en Madrid o Barcelona; y un cóctel unos euros más que incluso en París).
Visitar la Sqala de la Kasbah
Os he hablado de las murallas de las kasbah. Y ahora toca hablar de las fortificaciones más destacadas en dichas murallas, lugares imprescindibles que ver en Essaouira. Dos espacios separados, ambos formando parte del recinto amurallado bereber del siglo XVIII.
Estando en la Medina, se puede visitar la Sqala de la Kasbah (entrada gratuita). Dicha construcción cierra la ciudad junto a al mar. Almenas, cañones y almacenes forman parte de ella. Se puede subir por una rampa hasta la parte más alta para desde allí contemplar el océano y los tejados de la ciudad antes de recorrer un tramo de la muralla.
En la parte inferior de la fortificación hay algunos negocios e interesantes galerías de arte. Y a pocos metros, un hotel boutique espectacular. Aunque no te alojes en él, anímate a subir a su azotea, y si no te importa rascarte el bolsillo, incluso come o toma una copa allí. Su nombre es Salut Maroc! y no te pondrán ninguna pega por subir solamente a disfrutar de la panorámica.
Entrar en la Sqala du Port
Si sois fans de Juego de Tronos, puede que reconozcáis esta fortificación junto al mar, pues al igual que la Sqala de la Kasbah, aparece en la tercera temporada de la serie.
En este caso, la fortificación está junto al puerto, unos metros al sur del recinto amurallado de la Kasbah. Un torre sobre el Atlántico es su principal seña de identidad. Pero aquí, el acceso a la construcción es de pago. Y nada barato. Hasta no hace mucho parece que cobraban 10 dirhams. Ahora el precio hará que muchos se lo piensen, pues no hay tanto dentro de la Sqala du Port como para pagar los 50 dirhams que cobran (unos 5 €).
En el interior se puede caminar entre las almenas y los cañones sevillanos que llevan en este lugar desde el siglo XVIII. También se puede subir a lo alto de la torre. Y por supuesto, hacer fotos en el Ojo de Essaouira (también llamado Ojo de Piedra). Lo veréis nada más entrar al recinto, a la derecha. Dos escaleras harán que no pase desapercibido este lugar que ver en Essaouira: una para subir al ojo y la otra para hacer fotos del mismo (con o sin alguien dentro).
Recorrer el puerto y comer pescado
El puerto es probablemente uno de los lugares más intensos que ver en Essaouira. Eso sí, no es apto para pusilánimes. El olor, las gaviotas peleando por un trozo un pescado y la suciedad que se acumula en algunos lugares no hacen que el paseo sea especialmente agradable ni cómodo.
Aún así, merece la pena hacer de tripas corazón y aventurarse entre los pescadores, los barcos, las cajas y el hielo que se prepara para conservar la captura llegada de alta mar. Hay una zona con pequeñas barcas, todas azules y ordenadas como si de un parking para coches se tratara. Y otra parte en la que atracan los barcos más grandes, allí es donde hay más actividad y de donde más de uno querrá salir corriendo.
Quienes quieran comer pescado fresco, pueden hacerlo muy cerca del puerto, a la sombra de la Sqala du Port. Allí hay unas mesas y unas brasas en las que se prepara en el momento el pescado. No es cómodo ni bonito, pero si barato y, a la vista de la cantidad de gente que lo frecuenta, popular y con buen género.
Caminar por la playa de Esssaouira
Al sur del centro histórico de Essaouira está la kilométrica playa de la ciudad. Un gran arenal bañado por las aguas del Atlántico. Tiene zonas de alquiler de hamacas y bares tipo chill out. Hay duchas, pero ojo porque son de pago. Si quieres usarlas hay que ir a los baños en el paseo marítimo para pagar los 5 dirham y que te “abran el grifo”.
A mí personalmente, a pesar de las vistas, de la amplitud de la playa y de estar considerada una de las mejores playas de norte de África, no me convenció. La razón probablemente sea la suciedad, los trozos de cristal por la arena, los plásticos y otros restos que no parecen limpiar al menos cuando pasa la temporada alta del verano.
Aun así, creo que caminar sobre la arena cerca de la orilla, cuando cae el sol (aunque sea calzado), es algo que merece la pena hacer. La arena se convierte en un espejo y si el viento no sopla con fuerza, resulta incluso agradable sentirlo en la piel.
Esta playa también es bastante popular para practicar surf, así que los amantes de este deporte, recordad que en este lugar de Marruecos podéis cabalgar sobre las olas.
La puesta de sol, inolvidable que ver en Essaouira
Si hay algo típico que ver en Essaouira es la puesta del sol. Cada tarde, decenas de personas se congregan en la Place Moulay Hassan, junto al malecón, para despedir al astro solar. Es un buen lugar para despedirse del día, pues las rocas que hay cerca de la orilla, las murallas de la Kasbah, los pescadores con sus redes y las aves forman una bonita estampa.
Lo malo es que hay una cara no tan bella: la suciedad. No podéis imaginar la cantidad de botellas, latas, tapones y otros desperdicios que se acumulan en esa zona. Es una pena que junto a un lugar Patrimonio de la Humanidad, tan mágico y bello, haya que ver eso. Parece que no terminamos de asumir que no tenemos Planeta B, que es cuestión de todos cuidar el mar y la tierra. Muy mal tirar basura, pero igual de mal está no recogerla si llega a tus costas.
Comer en Essaouira
Después de disfrutar de todas las cosas que ver y que hacer en Essaouira, llega el momento de pensar en comer y beber. Por toda la Kasbah y la Medina hay un buen número de restaurantes en bares en los que comer buen pescado, comida marroquí y también platos internacionales. En muchos de esos locales se puede beber alcohol (eso sí, a precios que duplican lo que costaría en Madrid, Roma o Lisboa).
Si queréis comer o cenar en Essaouira platos típicos del país, una buen opción es Tagnaouit Restaurant. Está cerca de Bab Marrakech. en un callejón que sale de Rue d’Agadir. Se trata de un local pequeñito y con música beréber en directo. Os recomiendo la pastela, la pedimos y estaba muy rica. Eso sí, para beber poco más que zumos y agua.
Un local que nos gustó especialmente es Dar Baba Restaurant & More. Se encuentra en el corazón de la Medina. Tiene varios salones decorados con un estilo ecléctico muy atractivo. No dejéis de pedir la fritura. Y antes de decantaros por una copa de vino, recordad que os van a cobrar 9 € por ella. A nosotras nos salió casi más caro beber en comer en este restaurante.
Dormir en Essaouira
Merece la pena pasar al menos una noche en Essaouira. Alojarse en uno de sus muchos riads puede ser un grata experiencia si se elige bien. Personalmente os recomiendo evitar la zona de la Medina, es demasiado turística y no se respira la tranquilidad de otras zonas del centro de la ciudad.
Después de muchas vueltas, nosotras nos decidimos Dar Awil. Un pequeño riad gestionado por un francés. Está decorado de un modo sencillo, pero elegante. Cuenta con un bonito patio interior, una cocina comedor y seis habitaciones. Entre estas últimas, mejor evitar las dobles estándar (demasiado pequeñas). Las dobles con dos camas tienen buen tamaño y el baño es amplio. Además, el desayuno de este riad es fabuloso y muy completo.
Hasta aquí mis sugerencias sobre los lugares que ver en Essaouria y las mejores cosas que hacer en la ciudad. No me quería extender tanto, pero me pongo a contar, y la verdad, lo hago como me gustaría encontrarlo a mí. Con información e ideas. Así que espero que os haya gustado el post, y cualquier cosa, ya sabéis, un comentario y os respondo lo antes posible.
