Estaba claro que la elección de Tenerife para nuestras vacaciones de Octubre era para poder ir a la playa por lo que al elegir la zona donde alojarnos en la isla nos decantamos por sur donde según nos habían dicho siempre luce el sol. Playa de las Américas, los Cristianos, Fañabé….. Al final y después de muchos pensar que playa de Tenerife elegir para nuestra estancia en la isla nos decantamos por la Playa del Duque. Sin conocer nada de la zona creo que fue un buena elección. La playa aunque no muy grande me pareció preciosa nada más verla, desde la gran roca que cerraba uno de sus lados al color del agua, pasando por los bonitos hoteles construidos tras ella o las chulísimas sombrillas y casetas que le dan al lugar un aspecto de lo más chic.
Dependiendo del día había más o menos oleaje, pero la temperatura del agua era muy agradable y la arena de la playa, aunque tirando a dorada, no era tan fina como la de las playas de Levante, por lo que no terminabas como un croqueta si te salías de la toalla. En cuanto a la gente que acude a esta playa, podríamos decir que es gente con cierto nivel adquisitivo provenientes de Rusia, Italia o Gran Bretaña. Había pocos niños y ninguno en edad escolar, lo cual tengo que decir que nosotros que no tenemos hijos agradecemos sobremanera.
Las tumbonas y las sombrillas…. caras. Más bien diría carísimas. Dos tumbonas y una sombrilla de paja costaban por día algo más de 19 euros. Así que nosotros tan ricamente tumbados en la arena y por la tarde un ratito de tumbona en la piscina del hotel. De modo que ese era nuestro plan: playa, playa y playa. Y por las tardes conocer conocer los lugares que hay que ver en Tenerife. Pero una vez más la vida nos ha demostrado que una cosa es lo que uno planea y otra distinta lo que al final tiene que hacer…
Y lo que a nosotros nos pasó es que después de dos estupendos días donde todo iba sobre ruedas el sol se ocultó tras una espesa capa de nubes que descargó tanta agua en el norte de la isla que hubo importantes inundaciones. En el sur la cosa no llegó a tanto, pero empezó a llover a las seis de la mañana siendo el pronóstico de lluvia para todo el día. Con ese plan no quedaba más remedio que olvidarnos de la playa y hacer algo de turismo así que partimos hacia Candelaria y San Cristóbal de la Laguna, lugar en el que conocí a Carlos, autor de un blog genial: Viajes de Ark, y que nos fue indicando el mejor camino para evitar en la medida de la posible los problemas causados por el agua.
Por fortuna al día siguiente el tiempo mejoro y aunque amaneció algo nublado el sol consiguió salir y dejarnos disfrutar de nuestros ansiado relax. Pasamos el día remoloneando en la piscina del hotel, el Sheraton La Caleta, disfrutando de un buen libro y de la tranquilidad de un espacio donde todo era gente adulta con la mismas ganas de descanso que nosotros.
Llegó el martes y de nuevo nuestros en Tenerife planes se estropearon. Teníamos comprados los tickets para subir al Teide, pero debido al mal tiempo llevaban días sin dar servicio a los viajeros, demasiado aire en la montaña impedía la subida. Por la mañana temprano llamamos para ver si algo había cambiado, pero nos dijeron que tampoco habría teleférico ese día…y encima el cielo estaba de nuevo cubierto y con amenaza de lluvia. Otro día sin playa…. En esta ocasión optamos por irnos a conocer La Orotava y regresar por el Parque Nacional del Teide para de ese modo disponer de los últimos dos días en la isla de tiempo para estar en la soñada playa (si el tiempo lo permitía)
Los dos últimos días en la isla el sol lució con fuerza, hizo calor y pasamos el tiempo tumbados en la arena, refrescándonos en las aguas del Oceáno o descansando en la piscina del hotel. Cogimos algo de color que lucir a nuestra vuelta a Madrid y vimos las preciosas puestas de sol de Tenerife.
Por las tardes fuimos a ver algunos lugares cercanos a Costa Adeje como Los Gigantes, Montaña Roja o Los Cristianos, todos lugares con playa. En el primer lugar las playas son de arena negra y no nos gustaron; en Montaña hace demasiado aire y por ello es un lugar frecuentado por gente para hacer kitesurf; y la Playa de las Vistas en Los Cristianos la verdad es que tenía buen aspecto, amplia y con forma de pequeña bahía, pero sin el encanto de la Playa del Duque.
También estuvimos en la zona de Playa de las Américas, pero para cenar un par de noches y aquello, sin ánimo de ofender a nadie, nos pareció guirilandia. No nos cruzamos con más españoles que los dependientes y camareros de los locales de la zona (y muchos eran también extranjeros)
En resumen diría que acertamos de pleno a elegir la playa en Tenerife, pero hay que tener en cuenta que es una zona mucho más tranquila de otras playas del sur y que aparte de los hoteles hay muy poca oferta de restauración a precios asequibles, lo que hace prácticamente imprescindible un coche si quieres tener la opción de comer o cenar fuera de ellos.