San Martín de Trevejo: qué hacer en uno de los pueblos más bonitos de Cáceres

por Cristina Monsalvo

Uno de los lugares imprescindibles que ver en la Sierra de Gata es San Martín de Trevejo. Un pueblo con un arquitectura singular, un enclave privilegiado y un dialecto que durante siglos ha pasado de padres a hijos. ¿Quieres saber más de este lugar? Pues sigue leyendo, porque vas a descubrir un pueblo bello y peculiar.

San Martín de Trevejo

Curiosidades de San Martín de Trevejo

Son muchas las curiosidades las que cuenta la gente del lugar, y que merecen ser conocidas para entender algunas de las cosas que vamos a encontrar en la población. Porque la situación geográfica de San Martín de Trevejo ha marcado su historia, su lengua y su arquitectura.

San Martín de Trevejo

Por qué pertenece a Extremadura

Este pueblo cacereño terminó en Extremadura casi por casualidad. Tocaba repartir tierras entre Salamanca y Cáceres, la forma de hacerlo por el río en el que vertían las aguas los pueblos de la frontera. Para Salamanca los que vertían al Duero. Y para Cáceres, los que tenían aguas que acababan en el Tajo. Y como el río Eljas vierte las aguas en el Tajo, eso determinó que San Martín de Trevejo fuese a parar a Extremadura.

Por qué tiene tantas bodegas

San Martín de Trevejo es un pueblo con gran tradición vinícola. Pero no de hacer vino para vender fuera. En este pueblo la gente elabora el vino para su propio consumo desde hace mucho tiempo. Tanto, que antes del siglo XIII, su nombre era San Martín de los vinos.

No todo el mundo tenía dinero para contar con una prensa para las uvas. Por ello, quienes las tenían, en época de vendimia, llevaban las suyas por las empinadas y empedradas calles del pueblo. Las prestaban a quienes las necesitaban a cambio de una parte del vino elaborado ese año.

Por qué las calles tienen dos nombres

Si paseas por el pueblo y te cruzas con gente del lugar, enseguida te darás cuenta de que lo que hablan no es español. Sus palabras suenan a gallego, asturiano, portugués. Eso es porque la lengua materna de San Martín de Trevejo es a fala. Un dialecto declarado Bien de Interés Cultural que solamente se habla en tres pueblos de la Sierra de Gata: Eljas, Valverde del Fresno y, por supuesto, San Martín de Trevejo.

A Fala San Martín de Trevejo

Los niños aprenden español en la escuela. Y hablan a fala con la familia y amigos. El dialecto tiene su propio nombre en cada uno de los tres pueblos, dadas sus diferencias dialécticas: lagarteiru, valverdeiru y mañegu.

En cuanto al origen del dialecto que se lleva siglos hablando en este rincón de nuestra geografía, hay varias teorías. La que parece tener más peso es la que dice que tras las guerras y migraciones que dejaron despoblada la comarca, llegaron gentes del norte. De León, de Asturias y Galicia. Trajeron con ellos su lengua que con el paso del tiempo se fue transformando para convertirse en el dialecto que hoy podemos escuchar. Por eso, en los carteles de las calles, aparece siempre su nombre en español y en a fala.

Por qué son así las casas de San Martín de Trevejo

Caminando por las calles del centro del pueblo, enseguida se perciben las peculiaridades de la arquitectura tradicional. Casas de entramado, con una planta baja y dos pisos elevados. Todas con dos puertas. La razón de ello es que la más estrecha servía como paso a los pisos superiores. La otra, más ancha y llamada tranca, era la que se abría al espacio en el que se guardaban los animales. Al fondo de ese espacio, separada por una pared, estaba la bodega.

San Martín de Trevejo

Proteger la bodega del calor es la razón por la que los pisos de las plantas superiores, en los que estaban las habitaciones, la cocina y el sobrado. sobresalen del inferior. Las calles, con esa estructura, se estrechan, y se de ese modo conseguía que el sol no llegara nunca al interior de las cuadras ni mucho menos a la bodega.

Por que hay canales que cruzan el pueblo

La configuración de San Martín de Trevejo, en la ladera de la montaña, hizo que el pueblo esté lleno de cuestas. Ninguna es muy inclinada, pero todas tienen la pendiente suficiente para que por ellas discurra el agua por los canales de las calles.  Antaño era el agua del propio río la discurría por esos canales (regatus en mañegu) y servía para regar las huertas que hay en la parte trasera de las casas (todavía hoy se utiliza para ello). Algo que también se puede ver, aunque a menor escala en Piornal, uno de los pueblos que ver en el Valle del Jerte.

San Martín de Trevejo

Algunos de esos canales de piedra antiguos se pueden ver en las Calles de la Ciudad, de la Fuente o del Hospital. En otras calles, los regatus son nuevos. Por todos ellos el agua baja siempre cantarina, aunque ahora su origen proviene del sobrante que se vierte en los depósitos. Hay que fijarse en las “desviaciones” que tienen los canales para entrar a las casas (algo que controlan los vecinos poniendo piedras o sacos cuando les conviene.

Qué ver en San Martín de Trevejo

Ahora que ya sabemos algunas cosas del pueblo que nos permitirán entender lo que vamos a ver, os invito a dar un paseo por sus calles y plazas. El pueblo es pequeño y en un rato se ha recorrido entero. Pero no hay que tener prisa. Si se ve una bodega (pichorra o boiga en mañegu) abierta y al dueño trasteando en ella, hay que animarse a saludar. No será raro que os inviten a entrar para tomar un vino de pitarra, el que ellos mismos elaboran para beber y compartir con amigos y vecinos.

Plaza Mayor

La Plaza Mayor de San Martín de Trevejo se encuentro en el centro casco antiguo. Lugar de reunión en los bares y restaurantes que la rodean para el aperitivo o el café y en las fiestas de la población, en ella se encuentra en Ayuntamiento, edificio de nueva construcción sobre soportales.

San Martín de Trevejo

Rodeando este bonito espacio de visita obligada, están también el Palacio de la Encomienda, con ventanas adinteladas y puertas con arcos de medio punto. Frente a él, viviendas con balcones sobre los otros soportales que se pueden en la plaza.

San Martín de Trevejo

Pero sin duda, los elementos más llamativos que ver en esta plaza de San Martín de Trevejo son la fuente (junto a la que pasa una de las regueras o regateras que atraviesan el pueblo) y la torre del siglo XVI. Esta última, además de ser el campanario de la iglesia (que no está tan cerca como se podría pensar), alojó hasta hace pocas décadas la cárcel de la localidad.

Iglesia de San Martín de Tours

Ninguna de las dos veces que he visitado San Martín de Trevejo he encontrado las puertas de su iglesia abiertas. Así que solamente os puedo decir que su sobrio exterior, encajado entre las casas del pueblo, es sencillo, que cuenta con tres portadas (una de ellas tapiada) y que en una de sus dos ventanas podéis localizar la mitra y las llaves pontificas. Y como os decía, su campanario está nada menos que en la Plaza Mayor.

Casas Palacio de San Martín de Trevejo

Aunque lo más destacado y llamativo en las calles de este pueblo extremeño es su arquitectura popular, no faltan aquí y allá algunos destacados palacios. El primero de ellos ya os lo he mencionado y está en la Plaza Mayor. Cerca, en la Calle de la Plaza, no pasa inadvertida la Casa de los señores Santos Agero, con sus balcones y dinteles de granito. Su puerta a la calle suele estar abierta, lo que permite curiosear (sin entrar a no se que den permiso) la gran escalera que subía a la casa.

En la Calle Corredera, otra gran casa palacio espera al visitante: la de la familia Figuerola. Hay que conformarse con ver la fachada de este edificio del siglo XVIII. De nuevo los balcones son protagonistas de la casa, así como la amplia cornisa y el escudo.

Al final de la Calle los Caños está el Hotel El Duende del Chafaril. Un coqueto alojamiento que ocupa una gran casa de piedra del primer tercio del siglo XIX. Ha sido rehabilitada con mucho acierto, recuperando es aspecto que tuvo hace ya un par de siglos. está situado en una gran casa de muros de piedra datada de 1822, que fue rehabilitada en su totalidad en 2006 para convertirla en un cuidado hotel de 10 exclusivas habitaciones, todas diferentes y únicas, donde el diseño es el protagonista.

Chafaril San Martín de Trevejo

Muy cerca del hotel que os acabo de mencionar están los antiguos lavaderos del pueblo. El lugar se conoce como chafaril, un vocablo que viene de la palabra árabe saharïy, cuyo significado es fuente. La escultura de una lavandera separa las dos fuentes de este espacio. A su derecha, la fuente, con tres caños y nada menos que 7 metros de largo. Sus aguas desaguan en otro pilón que está a un nivel inferior y que durante mucho tiempo fue el lugar donde las mujeres del pueblo acudían a lavar y seguramente, a socializar y contarse los chismes de los vecinos.

San Martín de Trevejo

Justo al lado de la fuente está el puente sobre el Arroyo de los Arravires. Sus aguas sirvieron antaño para hacer girar las norias que ponían en funcionamiento las almazaras que había en la margen sur del arroyo. El puente tiene un gran arco, pero no encontré un lugar desde el que tener una buena perspectiva del mismo.

La calzada romana

La tradición oral dice que la vía empedrada que parte de San Martín de Trevejo para llegar a tierra castellanas es romana. Mide cerca de cinco kilómetros y está realizada con piedra granítica. Se conserva en muy buen estado en gran parte de su trazado. Y aunque no hay vestigios arqueológicos que certifiquen que date de tiempos del Imperio Romano, parece ser que es muy posible que fueran los romanos quienes colocaran los basamentos en una ruta comercial que debió tener bastante importancia.

San Martín de Trevejo

Esta calzada parte del mismo pueblo. Aunque al principio es bastante inclinada, en tan solo 30 minutos se llega al lugar en el que se conservan dos castaños centenarios. La ruta es muy bonita. Siempre con helechos, robles y castaños como compañeros de camino. En primavera las flores pasan a formar parte también de ese decorado natural.

San Martín de Trevejo

Si se continúa por la calzada hasta el final de la misma, se llega a la provincia de Salamanca y a la carretera que sube al Puerto de Santa Clara. También se puede tomar un desvío a unos 15 minutos del pueblo, hacia la derecha, para seguir la Vereda del Agua, una ruta circular que regresa al pueblo.

San Martín de Trevejo

Ermita de la Cruz Bendita

Tanto si hacéis la ruta circular que os acabo de decir como si llegáis caminado del pueblo, no os será difícil dar con esta bonita ermita. Data del siglo XIII, lo que la convierte en la construcción religiosa más antigua de San Martín de Trevejo. Sus elementos más llamativos son sin duda su pórtico y sus columnas de granito.

Si el interior está cerrado, al menos se puede ver por los dos pequeños ventanucos de la puerta. Dentro, al fondo, está la Cruz Bendita, cuya fiesta se celebra cada 3 de mayo.

Convento de San Miguel

Fundado por San Francisco de Asís a mediados del siglo XV, este edificio ha pasado por muchas manos hasta el día de hoy. Fue convento hasta la Desamortización, allá por 1836, momento en el que los franciscanos fueron expulsados y el lugar dejó de ser el centro formativo que había sido hasta entonces.

A finales del siglo XIX se convirtió en residencia de ancianos. Después en hogar de los Padres Capuchinos y en 1915, en un seminario de los Jesuitas. Estos últimos fueron expulsados de España en 1931 y el Gobierno de la República aprovecho el edificio para instalar un hospital infantil.

Ahí no acaba la historia de este lugar que ver en San Martín de Trevejo. Con la caída de la República, el hospital se cierra y años más tarde es alquilado a los Padres del Corazón de María que instalan un colegio abierto hasta 1962. Fue adquirido por unos particulares y años más tarde, por la Junta de Extremadura. Sin duda, que el Convento de San Miguel siga en pie después de tantas vicisitudes es un verdadero logro.

Actualmente aquí está la Hospedería de la Sierra de Gata. Merece la pena entrar para ver la reforma que se ha realizado en su interior, aprovechando los espacios originales y fusionando con mucho acierto historia y modernidad. Si preguntáis en recepción, os enseñaran la iglesia (desacralizada) y os invitaran a ver los baños de señoras (no os cuento lo que os espera allí, pero es curioso y esta muy bien expuesto).

Comer en San Martín de Trevejo

En verano es fácil encontrar bares y restaurantes abiertos para comer en cenar. Sin embargo, en temporada baja, casi todos los establecimientos cierran para la cena. Así que si vais a estar por la noche en este pueblo, ojo con esto no sea que os vayáis a la cama con la tripa vacia.

repápalos de bacalao

Yo os voy a recomendar tres locales que me gustaron mucho y que me parecen perfectos para disfrutar de la buena gastronomía de Extremadura.

  • Saboris de Sempris. Este restaurantes está en la Plaza Mayor, junto a la torre. Su carta ofrece buenos productos de la tierra, todo de calidad y a unos precios que ya nos gustarían en Madrid. Os recomiendo los huevos rotos con jamón ibérico, los repápalos de bacalao con entomatá (típico extremeño) y la tarta de queso.
  • Enigma. Un amplio restaurante con gran terraza justo a la entrada del pueblo. Abre para desayunos, comidas y cenas excepto los lunes en temporada baja. No os perdáis su sepia ni su solomillo de ternera.
  • Restaurante O Ballitu. Al final de la Avenida del Chafaril está este sencillo restaurante de cocina casera. Toñi, la cocinera, hace magia y el menú del día (12 €) se convierte en un regalo para el comensal.

Dormir en San Martín de Trevejo

Varias casa del centro del pueblo se han convertido en apartamentos, ampliando así la oferta hotelera del pueblo. Yo os recomiendo sin duda el lugar en el que nosotros hemos pernoctado. Unos apartamentos recién abiertos en la Calle Batuecas, a pocos metros de la Plaza Mayor. Son los Apartamentos A Fala. Uno de ellos cuenta con habitación independiente y los otros dos, más pequeños, son estudios.

Todos tiene cocina completa, aire acondicionado, menaje de cocina y mesa, utensilios de limpieza y zona de estar. El apartamento cuenta con un gran jacuzzi en la propia habitación y un coqueto patio con barbacoa que comparte con uno de los estudios.

Pueblos cerca de San Martín de Trevejo

Este pueblo del norte de Extremadura es una fantástica base para conocer otras localidades con encanto, tanto en la propia Sierra de Gata como en el vecino Portugal.

Pueblos en Extremadura

En tierras extremeñas, yo recomiendo no perderse el precioso pueblo de Trevejo. La ubicación de esta aldea de tan solo 16 habitantes es realmente espectacular. Y su castillo es uno de esos lugares que no te puedes perder. Desde allí, siguiendo la fabulosa carretera paisajística que lleva hasta la EX-205 puedes ir hasta Hoyos y Villasbuenas de Gata. A las afueras de este último pueblo están las curiosas Pilas del Buen Hombre.

qué ver en la Sierra de Gata

Pueblos en Portugal

Aquellos que se animen a cruzar la frontera portuguesa pueden hacer una preciosa ruta por la Sierra de la Malcata. Empezar por Aldea do Bispo, una pequeña aldea tranquila y encantadora. Luego seguir en dirección a Sabugal, haciendo una parada en Trutalcôa. Se trata de un vivero de truchas en el que tu mismos pescas para llevarte a casa el pescado. Más fresco imposible. Si lo prefieres, también puedes comer en el restaurante del recinto: para ello no necesitas pescar nada, ellos lo hacen por ti.

Sabugal será la siguiente parada. Es una de las cinco villa medievales en el entorno de la Malcata, en el centro de Portugal. El castillo de la localidad es la construcción más destacada en un centro histórico abrazado por el río Coa. Merece la pena callejear por los alrededores y ver también la Praça da República, la Casa dos Britos y la Iglesia de la Misericordia.

No hay que perderse en esta ruta Sortelha, uno de los pueblos más bonitos de Portugal que forma parte también de las cinco villas medievales y de las 12 aldeas históricas de Portugal. Rodeada de uno bien conservada muralla (sobre la que puede caminar), esta aldea es tan perfecta que casi parece de mentira. Todo está cuidado y restaurado con mimo. Cualquier calle resulta encantadora y sin duda su castillo (con un balcón a lo Romeo y Julieta) es la construcción más destacada).

Antes de regresar a España y a San Martín de Trevejo, hay que ver Monsanto. Otra de las 12 aldeas históricas portuguesas. Aquí lo más llamativo es sin duda el uso que los vecinos dieron a las grandes rocas graníticas a la hora de construir sus casas. Las usaron como paredes, como tejado o como base de las mismas. Cuanto más arriba se sube por las calles del pueblos, más evidente es esa utilización. No hay que hacer pereza y caminar hasta el castillo que parece querer esconderse precisamente tras algunas de esas grandes rocas que caracterizan a este pueblo del país vecino.

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