Los aeropuertos de Bruselas son dos y el viajero llegará a uno u otro dependiendo de la compañía aérea con la que viaje. El de Zaventem es el más cercano a la capital belga siendo el principal aeropuerto de Bélgica. Charleroi, también conocido como Bruselas-Sur es al que llegan generalmente los vuelos de bajo coste y se encuentra a 55 kilómetros de Bruselas.
Si hay una región española que me atrae sobre el resto sin duda esta es Andalucia. Sus ciudades, su arte, o sus paisajes me encantan. Por ello me he sentido privilegiada cuando Turismo de Granada ha elegido mi blog para dar a conocer a los viajeros algunas de las joyas más desconocidas de la ciudad pues durante años han estado cerradas al público o en proceso de restauración. Ahora vuelven a abrir sus puertas para demostrar a todos que hay mucha Granada más allá de la Alhambra.
Los lugares que han sido restaurados y lucen totalmente renovados van desde una casa árabe a restos palaciegos de la época nazarí. Yo me he decantado por hablaros de dos de ellos situados en mi barrio preferido de Granada: el Albaicín. Ubicado frente a los palacios nazaríes, este singular barrio lleno de callejuelas, cuestas y casas típicas fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1994. Pasear por sus calles es retroceder en el tiempo, es sentir la esencia de la ciudad a través de esos rincones que solamente un barrio como este puede ofrecer. Patios cuajados de flores que inundan con su aroma las calles al caer la tarde mientras el sonido de las voces de los vecinos de toda la vida acompañan al viajero en su paseo hasta uno de esos lugares donde el atardecer es uno de los más bellos regalos que una ciudad puede ofrecer: el mirador de San Nicolás.
La mejor forma de comenzar a conocer este singular barrio del que os hablo es acudir a la Casa de Zafra, la cual acoge un centro de interpretación y es uno de esos espacios que prácticamente acaban de abrir sus puertas a los visitantes, ya que su meticulosa restauración finalizó hace apenas tres años.
Si ha llegado hasta nuestros días es sin duda gracias a quedar en el interior de un conjunto monástico, el de Santa Catalina de Siena, y cuando allá por la década de los 60 del siglo pasado se descubrió su existencia, el Ayuntamiento de Granada la adquirió logrando así que esta casa, uno de los mejores ejemplos de arquitectura andalusí residencial, llegue hasta nosotros y nos abra ahora sus puertas para mostrarnos como era la vida en las casas nazaríes.Granada fue el último reducto islámico de la Península lo que provocó la llegada de muchas familias según los cristianos iban ganando terreno a los nazaríes. Por ello aumentó mucho la densidad de población en este barrio granadino y las casas comenzaron a construirse en altura, como esta de la que hablamos y cuya fachada a la calle no muestra vanos, algo típico de las casas islámicas. De este modo la vida familiar se esconde de miradas ajenas. Así mismo al entrar hay un recodo cuyo función sigue siendo la misma, mantener la intimidad de la casa. Dentro, algunos elementos característicos de este tipo de viviendas: un patio, la alberca con una fuente, pórticos con columnas, techos de madera, capiteles que aún muestran restos de pintura… Añadamos mentalmente arrayanes en los lados de la alberca y el sonido del agua para sentir como sería este lugar cuando hace siglos lo habitaron familias musulmanas.
Como más arriba comentaba, esta casa acoge hoy en día el Centro de Interpretación para el conocimiento y difusión del Albaicín. En él se han aunado tradición y modernidad, de modo que elementos como la alberca o las galerías con preciosas vistas de la Alhambra se han combinado con elementos interactivos de última generación, tales como recreaciones virtuales en 360º.
Sin abandonar el Albaicín el visitante puede conocer otro tipo de viviendas netamente granadinas: los cármenes. Estos serían básicamente huertos urbanos, aunque en ellos se puede encontrar también una parte de jardín, de modo que las flores se mezclan con las hortalizas y sobre ellas árboles que no son solamente ornamentales, ya que sus frutos serán consumidos por los dueños del lugar. El nombre proviene de una palabra árabe “Karm”, que quiere decir jardín o viñedo. Y estando en el Albaicín y en Granada, está claro que uno no puede abandonar la ciudad sin conocer uno de estos lugares. Aunque haya que dar un paseo, sin duda merece la pena caminar para llegar al Carmen de los Mártires.
Situado en el entorno de la Alhambra, este carmen que cuenta con un terreno de más de siete hectáreas se llamó anteriormente Carmen de los Cautivos en recuerdo de los cristianos que estuvieron en las mazmorras árabes. Fue también aquí donde Isabel la Católica mandó construir la primera iglesia de la ciudad. Hoy en día se pueden visitar un románticos jardines llenos de parterres, fuentes y esculturas que poco recuerdan la historia que le dio nombre.
Es en estos fabulosos jardines donde Turismo de Granada creará la ruta Poetas en el Jardín de los Mártires para reforzar la candidatura de la ciudad andaluza como Capital de la Poesía. Y es que a Granada la han cantado y retratado escritores de todas la épocas, desde San Juan de la Cruz a Marguerite Yourcenar, pasando por supuesto por Ángel Genivet o Federico García Lorca.
Esta ruta conducirá al visitante a través de los diferentes espacios del jardín en los cuales se colocarán bancos para invitar a la lectura. El visitante que desconozca el proyecto podrá encontrar Zorrilla o Lorca por azar, pero aquel interesado en hacer la ruta completa tendrá a su disposición un plano con la explicación del proyecto y la ubicación de los poemas. Sin dada, un original modo de disfrutar en un enclave tan encantador como este carmen granadino.
Una vez recorrido este maravilloso barrio de Granada, disfrutado de sus calles, de sus vistas y de sus lugares más singulares, no hay mejor forma de acabar la jornada que disfrutando de un paseo por la calle de la Calderería Nueva, un rincón más del Albaicín donde pasear sintiendo en el aroma a té y a pasteles algo más del legado nazarí en la ciudad. En esta calle, conocida también como la de las teterías, uno puede parar a comprar algún dulce, entrar en alguna tienda de artesanos o disfrutar de un delicioso y aromático té en alguno de esos locales que se abren a la calle que antaño fue el lugar donde se fabricaban y reparaban calderas.
Granada, una ciudad mágica, con lugares únicos, muchos conocidos en todo el mundo; otros también singulares y que poco a poco irán sin duda entrando en la lista de imprescindibles en cualquier visita por esta ciudad andaluza. Así que tomad buena nota para ser los primeros en descubrir lo más nuevo de la ciudad del Generalife.
POST PATROCINADO POR PLAN DE TURISMO DE GRANADA
Si uno piensa en Bélgica seguramente se le vengan a la cabeza dos cosas: cerveza y chocolate. Sin duda son dos de sus productos más conocidos y en este post os voy a invitar a pasar por algunas de las tiendas donde venden el último de ellos, tiendas que además de oler a chocolate y ofrecer algunos de los mejores bombones del mundo, son locales llenos de encanto y decorados con estilo. Todo para que el posible cliente entre, pruebe, y cómo no, termine comprando el mejor chocolate de belga. Para conocer estas chocolaterías de Bruselas vamos a ir hasta la plaza de Grand Sablon, una de las más chic de la capital belga.
En ella se puede visitar una bonita iglesia con vidrieras que en los días del sol llenan de colores su interior. Se trata de Notre Dame de Sablon. Junto a ella se celebra el mercado de antigüedades formado por una serie de puestos donde encontrar fantásticas piezas de porcelana o bien objetos que parecen sacados de una máquina del tiempo que nos hubiera llevado a otro siglo.
En los bajos de los edificios de la plaza hay restaurantes y tiendas, y entre ellas algunas de las más famosas y mejores tiendas de bombones del mundo. Desde Neuhaus a Godiva uno puede pasar la tarde curioseando en cada tienda que se abre a la plaza, y con un poco de suerte, probando bombones en todas ellas.
Las chocolaterías de Bruselas
Neuhaus
¿Por dónde empezamos? Por ejemplo por una de las marcas más conocidas en el mundo del cacao, de la que se encuentran tiendas por todo Bruselas y que por supuesto no iba a faltar en Grand Sablon. Se trata de Neuhaus, compañía que fue fundada en 1857 y cuya primera tienda abrió nada más y nada menos que en las Galerías Saint-Hubert. Se venden bombones al peso y también cada cierto tiempo en cajas metálicas que son un buen recuerdo belga (este año la caja la decoraba una pintura de Magritte, otro icono belga).
Wittamer
Algunas de estas chocolaterías de Bruselas cuentan con dos locales, uno que funciona como tienda, y otro como cafetería. Este es el caso de Wittamer, otra de las marcas con solera. Se trata de un negocio familiar que inició en 1910 el hombre que dio nombre a la marca abriendo una panadería en Grand Sablon. Desde entonces, generación tras generación han mantenido y mejorado el negocio, llegando a tener sus chocolates a la venta en lugares tan lejanos como Osaka.
Patrick Roger
Visitar la plaza Grand Sablon me dio la oportunidad de descubrir Patrick Roger. Y tengo que decir que aunque no es una marca belga, para mi es uno de los mejores chocolates que he probado. El hombre que da nombre a la firma es sin duda un artista, y esto se nota nada más entrar a la tienda, donde todo es moderno y de diseño pero rodeado del sabor añejo que dan las paredes originales del ladrillo del local. Venden bombones pero también una tabletas de chocolate de distintos lugares del mundo que son perfectas para un dulce regalo.
Pierre Marcolini
En 1995, Pierre Marcolini comenzó su andadura en el mundo de los selectos chocolateros belgas. Hoy, veinte años después, es una de marcas más reconocidas de chocolate. Su dueño, el hombre que le dio nombre, se encarga de controlar la calidad del cacao que se utiliza, así como de todo el proceso de fabricación y de formación de su personal. En Sablon está la fábrica de esta marca, así como una preciosa tienda y una cafetería.
Poco más puedo añadir, solamente animaros a buscar vuestro chocolate favorito en esta plaza donde tantas chocolaterías ofrecen sus productos, está tan cerca unas de otras que no es complicado recorrerlas todas. Y si ninguno de ellas os convence (cosa que veo difícil) siempre podéis caminar en busca de otras marcas como Leonidas o Godiva. Y ya me contaréis con cual de todas ellas os quedáis.
Cuatro días, un grupo de amigas, un viaje… ¿a que suena bien? Y mejor os sonará cuando os cuente todas las cosas especiales que vamos a hacer en la capital belga, una ciudad llena de vida, de cultura y de buena gastronomía. Este es el plan para disfrutar de Bruselas con amigas.
Primer día
Llegada al corazón de Bruselas
Empecemos por el vuelo. En dos horas llegaremos en un vuelo directo desde Madrid a nuestro destino, el aeropuerto de Zaventem. Desde allí podemos optar por ir hasta nuestro hotel en tren, bus o mejor aún en un servicio privado de puerta a puerta y que al ser un grupo nos resultará más económico que viajar todas en tren.
¿Dónde nos vamos a alojar? Sin duda elegir hotel en Bruselas puede ser complicado por la gran oferta, pero tenemos claro que este fin de semana tiene que ser especial, así que nos alojaremos en un hotel con encanto y desde el que podamos llegar caminando a la mayor parte de los lugares de interés de la ciudad. El hotel Le Dixseptième podría ser una interesante opción.
Una vez tomada posesión de nuestras habitaciones llegará el momento de tomar un primer contacto con el corazón de Bruselas y la Grand Place, sin duda su rincón más conocido. La vida de la ciudad parece girar en torno suyo y dedicaremos la tarde a pasear por las calles cercanas para conocer la Galería cubierta St.Hubert, el Manneken Pis e incluso acercarnos a la blanca Catedral consagrada a los santos Michel y Guduel. Y que mejor forma de acabar el día que con una buena cena a base de platos típicos belgas como la carbonada de ternera en salsa de cerveza o las croquetas rellenas de gambas en el restaurante ‘t Kelderke que además nos regalará vistas a la una de las plazas más bellas de la vieja Europa.
Segundo día
Modernismo y bicicletas
Seguro que alguna decide madrugar para volver a la Grand Place y disfrutarla sin la cantidad de turistas que la ocupan cada tarde/noche. Después de un suculento desayuno será la hora de salir, alquilar unas bicicletas para ir a conocer el arte modernista de Bruselas y pedalear hasta la Basílica de Sacre Coeur, el edificio art decó más grande del mundo. Desde allí iremos hacía la ciudad alta en la que se encuentra la plaza de Luxemburgo, y en ella el centro político de Europa. No muy lejos está el Parque del Cincuentenario, y hasta allí iremos para subir a la cuádriga de su arco y conocer el pabellón Horta, otra de las obras modernistas de la ciudad. Siguiente visita: el Museo Horta. El horario de este museo es bastante peculiar, por lo que si no queremos perder toda la tarde debemos intentar estar allí antes de su apertura a las dos de la tarde, que es cuando abre su puertas y así ser de las primeras en acceder a él. Tras descubrir esta maravillosa casa museo, volveremos al centro de la ciudad para picar algo ligero en otro precioso y especial edificio de la ciudad: el museo de instrumentos musicales ubicado en otro edificio art nouveau, el que alojó en su momento los almacenes Old England y desde cuya terraza hay una preciosas vistas de la ciudad. Estando en ese rincón de la ciudad merece la pena bajar a conocer “sus tripas” en la Place Royal, bajo la cual se encuentra el Palacio de Coudenberg, el antiguo palacio de la ciudad.
Tendremos ganado un descanso, por lo que podemos volver caminando al hotel para arreglarnos y salir a cenar a un lugar informal que nos hará terminar el día en un decorado perfecto para la temática modernista que nos habrá guiado ese día por Bruselas. Se trata de el Café Le Perroquet. Y si aún tenemos ganas de tomar algo más no podremos de ir a otro café que se encuentra entre las construcciones modernistas de la capital belga: Le Falstaff.
Tercer día
Museos, compras y chocolate
Nuevo día en una ciudad que sin duda ya habrá sorprendido a más de una por la cantidad de cosas que se pueden hacer en ella. Hoy lo dedicaremos a conocer los Museos Reales de Bellas Artes, uno de lo más completos de Bruselas. Además de estar en un emplazamiento precioso cerca de la Place Royal, el museo ofrece cinco rutas por lo que cada una podrá elegir la que más le atraiga.
Tras la visita nos iremos hacia una de las plazas más chic de la ciudad: Grand Sablon. Aquí algunas se decantarán por curiosear por su mercado de antiguedades y otras por recorrer las mejores chocolaterías de Bruselas, pues todas tienen presencia en este plaza, desde Neuhaus a Godiva pasando por Wittamer o Patrick Roger.
A poca distancia se encuentra uno de esos rincones encantadores que no hay que perderse, la plaza de Petit Sablon y su jardín con esculturas. ¿Nos atreveremos a intentar a adivinar el oficio de cada escultura de las que adornan su exterior representando a los gremios de la ciudad?
Y a la hora de comer nada mejor que sentarse en otro parque acogedor y tranquilo presidido por el mismísimo Peter Pan. L’Orangeri du Parc d’Egmont es el sitio perfecto para disfrutar de una comida ligera (o no tan ligera) en un entorno lleno de estilo.
¿Qué haremos por la tarde? Alguna querrá pasear por la Rue Waterloo en busca de las tiendas de las mejores firma, otras preferirán visitar otro de los símbolos de la ciudad, el Atomium. No vamos a discutir, que cada una eliga destino y quedaremos para una cena con sabor griego a pocos pasos de la Grand Place, en la Rue de Marche aux Fromages.
Cuarto día
Ruta vintage por Les Marolles
Se nos acaba la estancia en la interesante Bruselas, y vamos a pasar un domingo genial como despedida. Lo primero que haremos será desayunar en L’Atelier, una tienda café de aspecto moderno y minimalista donde las sillas y mesas en las que se desayuna están a la venta. Y en la parte alta, tienda de ropa para él y para ella. En esa misma calle podremos visitar alguna tienda de decoración, y seguir caminando hasta “el Rastro” de Bruselas. Está en la plaza Jeu de Balle. Curioseando por sus puestos uno puede encontrar desde gafas de segunda mano a abrigos de piel, pasando por objetos dignos de un anticuario. Podremos parar a tomar nuestra última comida belga del viaje en algunos de los animados locales cercanos a la plaza (alguno incluso con música en vivo), y luego, de regreso al hotel, recorrer la Rue Blaes donde una tras otra varias tiendas vintage nos sorprenderán con los objetos a la venta, todos ellos sacados del baúl de alguna de nuestras madres o abuelas.
¿Qué os ha parecido nuestro viaje? ¿A qué suena genial? A mi personalmente me encanta, sobre todo porque lo acabo de crear en mi cabeza… No hay amigas, no hay billetes de avión, no hay reserva en ningún hotel… Lo único real son todos esos lugares que convierten a Bruselas en un ciudad con mucho que ofrecer al viajero. Y la posibilidad de que en algún momento esta historia inventada se convierta en una historia real…. si gano el blogtrip para el que participo con este post.
Seguramente hay mucha gente que imagina a Sri Lanka como un país donde la mayoría de la población profesa la religión hindú. Esto se debe sin duda a la cercanía geográfica con el sur de India, apenas 32 kilómetros separan ambos países. Pero no es así: la antigua Ceilán es un país mayoritariamente budista y por lo tanto cuenta un montón de monasterios y templos de esa fé, así como gran cantidad de esculturas de Buda a lo largo y ancho del país.
Durante nuestro viaje a Sri Lanka visitamos muchos lugares budistas, sobre todo en la zona de las capitales culturales que es donde la población que sigue las enseñanzas de Buda es mayoritaria. Dagobas, monasterios y otras construcciones obligan a fieles y turistas a cumplir una serie de normas. Algunas ya las conocíamos de viajes anteriores a países como Tailandia o Myanmar. En Sri Lanka aprendimos alguna más y sobre todo nos dimos cuenta de que los cingaleses son los budistas menos tolerantes con el extranjero que por desconocimiento incumple algunas de esas normas básicas para ellos.
¿Queréis saber que cosas debéis tener en cuenta si vuestra intención es visitar algún lugar budista? Pues tomad buena nota porque son unas cuantas:
- Fuera zapatos. Hay que entrar descalzo a cualquier lugar budista, ya sea un monasterio, un templo o pasear alrededor de una dagoba o estupa. Se pueden llevar calcetines lo cual viene muy bien, sobre todo si ese lugar está al sol ya que la menos así uno evita quemarse.
- No se pueden enseñar las piernas por encima de las rodillas, ni los hombros. Cuanto más tapados, mejor.
- Nada de sombreros ni gorras, la cabeza destapada como señal de respeto.
- Cuando se rodea una daboga siempre hay que hacerlo en el sentido de las agujas del reloj
- Si te sientas frente a una estatua de Buda jamás colocar los píes señalando a la imagen
- Si quieres señalar algo de una figura de Buda, por supuesto nada de hacerlo con los píes ni señalando con un dedo. La forma correcta es indicar a que te refieres con la mano estirada.
- Cuando te alejas de una imagen de Buda, debes evitar en todo lo posible dar la espalda
- ¿Quieres una foto con Buda? Puedes tenerla, pero jamás le puedes dar la espalda en dicha foto. Tienes que colocarte de espaldas a la cámara o de lado, pero si te pones de espaldas a Buda es al parecer una grave falta.viajar a Sri Lanka
Nosotros intentamos al viajar a Sri Lanka no equivocarnos en nada sobre todo después del día que descubrimos lo de no hacerse fotos dando la espalda a Buda casi todo el mundo que estaba en Polonnaruwa, uno de los lugares que ver en Sri Lanka, se enteró de que había dos infieles que daban la espalda al Maestro de las voces que nos dio un hombre a la vez que hacía gestos amenazadores.
Aún así, cumplir todo a la vez nos debió resultar muy complicado porque visualizando las fotos a la vuelta del viaje hemos visto en más de una que podemos estar descalzos pero con sombrero o con todo el cuerpo tapado pero dando la espalda a Buda. De verdad que intentamos hacerlo todo bien. Esperamos que la intención nos libre de cualquier castigo divino por el incumplimiento de alguna de esas normas que los cingaleses están tan empeñados en que se cumplan.
Se acerca el verano y con él llega el momento de vacaciones para muchos de nosotros. Yo personalmente soy amiga de viajar fuera de temporada buscando siempre la mejor época para conocer mi destino. Pero muy cerca de Madrid, mi lugar de residencia, hay un lugar que se puede visitar todo el año: las Islas Canarias. Y aunque sean muchos los turistas nacionales y extranjeros que elijan los meses de julio y agosto para conocer algunas de esas islas yo preferí viajar a una de ellas en el mes de Octubre, cuando los días aún son cálidos y permiten disfrutar del mar y la playa. Nosotros elegimos la isla de Tenerife y para alojarnos una hotel en Costa Adeje, cerca la Playa del Duque.