Pasarón de la Vera, 10 lugares que ver en el pueblo y alrededores

por Cristina Monsalvo
Pasarón de la Vega

Pasarón de la Vera es uno de los pueblos más desconocidos de la comarca extremeña de La Vera. Pocas veces aparece entre los pueblos más bonitos de esta parte de la provincia de Cáceres a pesar de haber sido declarado Conjunto Histórico en 1998. Y, sin embargo, basta pasear por sus calles, recorrer los bosques que la rodean y conocer un poquito de su historia para caer rendido a sus pies.

Para llegar a Pasarón de la Vera hay que dejar la carretera que une Jaraíz de la Vera con Plasencia. Tras unas cuantas curvas, aparece ante la vista este pequeño pueblo ubicado en la ladera de la Sierra de Tormantos. Sobre sus tejados asoman las chimeneas del Palacio de los Manrique de Lara y las torres de la iglesia y del Ayuntamiento, algunos de los lugares que visitar en esta coqueta localidad de Extremadura.

Este pueblo, rodeado de bosques de castaños y robles, es una base perfecta para conocer algunos lugares de los lugares más bonitos de la provincia de Cáceres, desde Plasencia a Piornal, sin olvidar por supuesto todos los pueblos de la comarca de La Vera. Hay un buen número de alojamientos en la localidad, y tampoco falta bares y restaurantes en los que disfrutar de la mejor gastronomía extremeña. Todo ello, cómo veréis, convierte a Pasarón de la Vera en un lugar ideal para descubrir un poquito de las bellas tierras y localidades cacereñas.

La leyenda de la Magdalena

Antes de entrar en detalle y contaros que ver en este pueblo cacereño, os tengo que poner en antecedentes de una leyenda que desde hace siglos circula por Pasarón de la Vera. Una leyenda que tras mucho investigar,

La historia se remonta al siglo XVI, concretamente al verano de 1558. Ese verano, Magdalena, sobrina del Conde de Osorno, estaba en Pasarón disfrutando del estío con sus primos y primas. Ese mismo verano, Jeromín, (o Juan de Austria, hijo natural de Carlos V) también estaba en La Vera. Días de caza con sus amigos y tardes de conquistas con las muchachas de la zona.

Una de esas tardes, Jeromín y sus amigos llegaron a Pasarón de la Vera, y allí el joven debió conocer a Magdalena. Parece que surgió el amor, pero el tío de la joven, ante la fama de mujeriego del joven y su procedencia desconocida (no se supo que era hijo del emperador hasta dos meses después de la muerte del mismo), decidió encerrar a su sobrina en los lugares más oscuros del palacio. A partir de ahí todo se convierte en historia fantasmal tras la muerte de la joven.

Pero nada más lejos de la realidad. Tras mucho investigar, Luis Guridi y Álvaro López de Quintana, encontraron que Magdalena terminó de monja en el convento de Santa Clara de Cuenca de Campos, a 6 kms de la casa de Jeromín en Villagarcía de Campos, localidad a la que el hijo del emperador acudía con frecuencia para visitar a la mujer que le había criado, Magdalena de Ulloa, a la que llamaba tía. ¿Haría de paso alguna visita a su amada en convento?

Dicen, que cuando Juan de Austria falleció en Namur, sus últimas palabras fueron “tía, tía, Magdalena, Magdalena”.  Ahí quedan los hechos y la leyenda. Pero que algo pasó entre los dos jóvenes aquel verano, parece más que probable.

Si os quedáis con ganas de saber más de historia de amor, os animo a consultar el siguiente enlace o leer el libro que Luis y Álvaro han publicado sobre ella: La leyenda de la Magdalena.

Qué ver en Pasarón de la Vera

Es cierto que Pasarón de la Vera se puede ver en una mañana. Pero aquellos que quieran descansar y conectar con la naturaleza seguro que encuentran más de una razón para quedarse varios días en este pueblo que acoge a sus visitantes con los brazos abiertos.

Su historia se remonta a tiempos de los vetones, y se cree que pudo haber en el pueblo uno de esos verracos de piedra que tallaban las tribus prerromanas. De hecho, en el escudo del pueblo aparece un verraco. Más tarde llegarían a la zona los romanos. Y ya en el siglo XIV, por concesión de Alfonso XI, pasa a ser villa de señorío. Dos siglos más tarde Garcí-Fernández Manrique de Lara, conde de Osorno e íntimo amigo de Carlos V, pasó a ser dueño de la villa.

Pasarón también está relacionado con la casa de Alba a través de Doña Francisca de Toledo y su hijo, el que fue obispo de Plasencia, Don Gómez de Solís y Toledo. A este obispo debe el pueblo la gran iglesia que tiene, ya que este personaje pasó su infancia y su obispado en el palacio de la localidad.

Pasarón de la Vega

Palacio de los Manrique de Lara

El edificio más importante que ver en Pasarón de la Vera es sin duda su palacio. Se trata de una propiedad privada por lo que el interior solamente se puede visitar en contadas ocasiones, organizando una visita a través de alguno de los guías que conocen la localidad.

Esta imponente casa palacio fue mandada construir en el siglo XVI por el Conde de Osorno. El estilo es renacentista, y es probable que la idea la trajera el conde de Italia, de aquel viaje en el que acompañó a Carlos V para recibir la corona del Imperio.

En el exterior destacan los balcones con arcos que se abren a la Plaza del Palacio y a la Calle de la Magdalena. También son muy llamativas las cinco chimeneas de gran tamaño sobre el tejado. Si tener una chimenea en aquella época ya era indicativo de una economía saneada, imaginad lo que podía suponer tener nada menos que cinco.

Dentro del palacio, que fue también pabellón de caza, la escalera renacentista decorada con el escudo familiar es uno de los elementos destacados. Las estancias son amplias, los vanos de las puertas interiores debieron llegar de otra construcción en la que sirvieron de ventanas (así lo indica el corte que tiene la piedra en la parte inferior) y la capilla es el lugar en el que durante siglos se han casado y bautizado los miembros de las familias a las que ha pertenecido el edificio.

Durante mucho tiempo, paredes y techos del palacio estuvieron encalados. Pero el dueño de la casa, no hace demasiados años, pidió al personal de limpieza que retirara la cala de los artesonados. Lo malo fue que con la cal se llevaron la delicada decoración que tenían los techos, y tan solo ha quedado una pequeña muestra de ella en una de las habitaciones.

En esta gran casa extremeña no falta tampoco una amplia bodega. Ni un elemento que debía ser fundamental cuando no había frigoríficos: un nevero. Una estancia bajo el nivel del suelo en el que se almacenaba la nieve de la montaña para mantener frescos los alimentos.

Iglesia de El Salvador

El segundo edificio más importante de Pasarón de la Vera es su iglesia. Ocupa otra de las tres plazas del pueblo y la construcción actual data del siglo XVI, aunque anteriormente debió haber otra iglesia más pequeña en el mismo lugar.

De las tres portadas originales que debió tener la iglesia, la del muro de la Epístola desapareció cuando se construyó la capilla bautismal, aunque el arco de entrada, en piedra, se sigue conservando. En ese mismo muro hay una hornacina con un Cristo sobre una pintura que representa a Jerusalén.

El interior de la iglesia cuenta con elementos góticos y renacentistas, así como con retablos barrocos y altares decorados con azulejos de Talavera de la Reina.  Merece la pena fijarse en los muros. En ellos la piedra da paso a la mampostería y el ladrillo. Indicativo de que cuando la iglesia comenzó a construirse debía haber dinero para ello, pero más tarde las arcas debieron quedar vacías y las obras tuvieron que finalizar con materiales más económicos.

Dentro de la pequeña sacristía hay una vitrina en la que se exponen antiguas prendas litúrgicas bordadas, aunque no siempre se puede acceder a esa estancia.

En cuanto a la torre de la iglesia, está exenta. La razón es que originalmente se trataba de una torre de vigilancia que más tarde se convirtió en campanario. Sin embargo, al estar construida sobre una roca, con un importante desnivel, al levantar la iglesia no se pudo hacer junto a la torre, y por ello ambas construcciones están separadas unos diez metros.

Plaza Mayor de Pasarón de la Vera

La tercera de las plazas de Pasarón de la Vera es el lugar en el que se encuentra el Ayuntamiento. Un lugar de reunión en el que se juntan las gentes del pueblo para celebrar las principales fiestas de la localidad.

En el centro de la plaza está la picota, esa columna que se utilizaba para ajusticiar a los reos. Antiguamente estaba a las afueras del pueblo, y la que se puede ver ahora en la plaza es una copia de la original. Lo más curioso de esta picota son las cuatro cabezas que la decoran y que recuerdan a los indios de la por aquel entonces recién descubierta América.

Pasarón de la Vega

Otras de las cosas que ver en la plaza son restos romanos. Están en los muros, bajo los soportales del ayuntamiento y en la fuente de la plaza. La mayor parte de ellos se encontraron en la ermita de San Pedro, que fue construida con los restos de un santuario romano dedicado a Júpiter.

Pasarón de la Vega

Arquitectura popular en Pasarón de la Vera

Caminado de plaza en plaza, por las cuestas de este pueblo extremeño, encontramos bastantes ejemplos de arquitectura popular. Casas con solana, entramado de madera, vigas que asoman a la calle. Y muchas puertas que indican las posibilidades económicas de quienes las construyeron. De madera, piedra o con arcos. Cuanto más dinero, más caro el material elegido y también la decoración del mismo.

Pasarón de la Vega

En las calles Serranos, Luis Garzón y Real es en las que se pueden ver más construcciones tradicionales en Pasarón de la Vera.

Mirador del Cancho de la Bandera

La primera vez que escuché la palabra “cancho” fue en Rebollar, uno de los pueblos que ver en el Valle del Jerte. No tenía ni idea de lo que era, pero por el contexto terminé llegado a la conclusión de que cancho es una roca grande. Y eso es lo que hay en el Mirador del Cancho de la Bandera. Varias rocas de gran tamaño desde las que se disfruta de una vista soberbia sobre Pasarón de la Vera.

El camino para llegar a este mirador es sencillo. Aunque hay algunas cuestas, nada que no sea apto para todo tipo de caminante. Rodeado de robles y castaños, este paseo en otoño resulta espectacular. Los tonos dorados cubren los árboles, y las hojas forman una alfombra ocre sobre el camino.

Además, esta senda es perfecta para hacer una interesante ruta micológica. Entre las hojas caídas van apareciendo setas y hongos de distintas especies. Algunas son especialmente bonitas, pero hay que recordar que gran parte de esas setas pueden ser venenosas. Así que mirar y no tocar, por lo que pueda pasar.

Iluminación nocturna en Pasarón de la Vera

Cuando cae la noche, Pasarón se ilumina. Pero no como cualquier otro pueblo. En este pueblo de La Vera, las farolas tienen románticos mensajes. Y varios gobos (placas metálicas o de cristal que contiene un texto grabado) proyectan en las calles pasajes de la leyenda de la Magdalena y Juan de Austria. Una forma especial de recordar cada noche la historia más romántica de La Vera.

Pasarón de la Vega

Qué ver en los alrededores de Pasarón de la Vera

Si visitas este pueblo extremeño, lo puedes tener como base de operaciones para conocer otros lugares de la provincia de Cáceres. Todos están lo suficientemente cerca como para hacer una visita de ida y vuelta en el día o combinar la ruta con otros lugares cercanos.

Esto solamente son algunas sugerencias, porque siempre se puede organizar una bonita escapada que tenga como destino exclusivamente la comarca de la Vera.

El Piornal

A tan solo 17 kilómetros del centro de Pasarón de la Vera está Piornal, el pueblo más alto de Extremadura. Pertenece al Valle del Jerte y en él no hay que dejar de visitar el Museo Jarramplas. En su interior os contarán todo lo que hay que saber sobre la fiesta que tiene a Jarramplas como protagonista y que es Fiesta de Interés Turístico Nacional.

Plasencia

Uno de las localidades más bonitas que ver en Extremadura está a 25 minutos en coche de Pasarón. Entre los lugares que ver en Plasencia se cuentan sus dos catedrales, las murallas o el antiguo acueducto. Como curiosidad, contaros que en esta localidad nació Inés Suárez, fundadora junto a Pedro de Valdivia de Santiago de Nueva Extremadura, por lo que Plasencia forma sin duda parte de la Ruta de los Descubridores extremeños.

Cuacos de Yuste

Se trata de otro de los pueblos reconocidos como Conjunto Histórico en La Vera, y está a poco más de 15 kilómetros de Pasarón de la Vera. En este pueblo, ligado para siempre a las figuras de Juan de Austria y Carlos V, hay que dar un paseo por su casco antiguo. Y por supuesto, hacer una visita al curioso cementerio alemán que hay junto a la carretera que lleva al Monasterio de Yuste, uno de los lugares de visita obligada en Extremadura.

Garganta la Olla

Una preciosa carretera paisajística lleva hasta Garganta la Olla. Otro de los cinco pueblos de La Vera declarados Conjunto Histórico. Su calle principal discurre entre casas de arquitectura tradicional hasta llegar a su iglesia, cuya torre domina la localidad. Hay que hacer una parada en la plaza y en la conocida como “casa de las muñecas”. Esta última es fácil de reconocer por el intenso color azul de su fachada. En tiempos de Carlos V fue un famoso prostíbulo. Actualmente es una casa privada en cuya planta baja hay una tienda de productos gourmet de Extremadura.

Dormir en Pasarón de la Vera

Merece la pena pernoctar en Pasarón. En su centro histórico hay varias casas rurales perfectas para viajes en grupo o en pareja. Casi todas ocupan casas tradicionales que han sido rehabilitadas. Algunas han mantenido el estilo antiguo, con suelos de cerámica y vigas de madera. Otras han elegido un estilo más actual, pero sin perder el encanto de la vivienda original.

Yo os voy a recomendar tres de ellas, aunque la verdad es que a mí me resultaría complicado quedarme con una en concreto.

La Casa de las Pajaritas

Muy cerca de la Plaza Mayor, esta casa fue restaurada con intención de convertirla en la residencia de verano de la familia. Finalmente se ha convertido en una de las casas rurales de alquiler más bonitas de la localidad. Cuenta con cuatro habitaciones, tres baños, una cocina comedor que parece sacada de un cuento y un fabuloso salón con chimenea. Las pajaritas decoran paredes y estantes, haciendo honor al nombre de la casa.

Tampoco faltan en La Casa de las Pajaritas una terraza con vistas ni una gran bodega, que igual para organizar una cena que para jugar al escondite.

El Tomillar

Esta gran casa tradicional se ha reconvertido en un alojamiento con mucho estilo. Se puede alquilar completa o por habitaciones (tiene cinco, todas con baño). En la planta baja hay un espacio abierto que comparten el salón, el comedor y la cocina. Por debajo, una bodega que han convertido también en comedor. Algunas de las habitaciones tienen un balcón con vistas sobre los tejados del pueblo. El blanco es el color que domina en la casa, con objetos decorativos que contrastan, como cabeceros en azul o banquetas de colores.

Como complemento ideal para la estancia en El Tomillar, las bicicletas eléctricas a disposición de los huéspedes. Perfectas para subir y bajar las cuestas del pueblo o salir a recorrer los senderos de la Sierra de Tormantos.

El Cielo de las Pajaritas

Para quienes quieran total independencia y viajen en pareja, El Cielo de las Pajaritas es un opción perfecta. Un dormitorio con cama doble, zona de estar con comedor y cocina americana, baño y un jardín con vistas a la montaña. Sin duda un lugar perfecto para quienes busquen disfrutar de la calma y la naturaleza.

Comer en Pasarón de la Vera

¿Qué es un viaje sin una buena comida? Algo de lo que en Pasarón de la Vera también se puede disfrutar. Productos de la tierra, platos tradicionales y mucho cariño es lo que os llegará a la mesa si elegís uno de estos restaurantes para comer o cenar.

Restaurante La Becada

En la Calle Real, cerca de algunos de los edificios de arquitectura tradicional que ver en Pasarón, se encuentra este agradable restaurante. Cuenta con un luminoso comedor al final del local con un puñado de mesas en las que degustar los deliciosos productos que salen de la cocina.

En su carta se puede elegir para comer a base de raciones o bien con un principal de carne o pescado. Yo os recomiendo probar las croquetas de bacalao y pasas, el timbal de verduras y las migas extremeñas (llevan un huevo frito y se pueden pedir con o sin carne). De postre, cualquier de los postres caseros es una buena opción.

Pasarón de la Vega

Bar Rosmar

Este amplio bar, a la entrada del pueblo, cuenta con un gran comedor cubierto y una enorme terraza en la que comer los días que la temperatura acompaña. Es un local más sencillo que el anterior, pero en el que cocinan y atienden con el mismo cariño.

Las migas, espectaculares. Igual que cuchifito o la ensalada de tomate con pimentón de La Vera. Platos sencillos, de toda la vida, pero perfectos para comer lo mejor y más típico de la zona.

Y hasta aquí todo lo que he descubierto de Pasarón de la Vera. Un pueblo cuyo nombre no había escuchado nunca y que sin duda creo que es uno de los lugares imprescindibles que ver en La Vera.

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