Wertheim, la ciudad medieval entre el Tauber y el Meno

por Cristina Monsalvo
Castillo de Wertheim

El casco antiguo de Wertheim no puede tener una ubicación más mágica, en el valle en el que el río Tauber se une al Meno. Este último parece no querer dejar esta ciudad alemana, formando meandros al este y al oeste. Amplias curvas que ralentizan el cauce del Meno. Dominando el centro, sus casas, sus plazas y sus calles, con maravillosas vistas sobre los ríos y el paisaje que rodea Wertheim, el castillo. Uno de los lugares de visita obligada en la que es sin duda una de la localidades más bonitas del sur de Alemania.

Dónde está Wertheim

Antes os decía que Wertheim está en uno de los meandros del río Meno (Main en alemán). Justo ese en el que el río Tauber vierte sus aguas en él. Es una localidad del distrito de Main-Tauber que  forma parte de la región alemana de Franconia, cuyo territorio se reparte por parte de Baden-Wurtemberg, Baviera y Turingia.

Para situar un poco mejor esta ciudad alemana en el el mapa, os diré que está a tan solo 48 kilómetros de Würzburg, la ciudad en la que comienza la Ruta Romántica y un lugar imprescindible que ver en Baviera. Wertheim forma parte de esa ruta, siendo el comienzo del tramo que recorre el río Tauber.

Por si aún no ubicáis en el mapa la ciudad de la que os voy a hablar en este post, añadir que está a 90 kilómetros de otra ciudad a orillas del río Meno: Frankfurt.

Cómo llegar a Wertheim

El aeropuerto más cercano a esta ciudad al que se puede volar desde España es precisamente el aeropuerto de Frankfurt. Desde allí se puede alquilar un coche, la forma más sencilla de llegar a Wertheim. El tiempo del viaje es de poco más de 1 hora. Gran parte del trayecto se hace por autopista. Además, llegar en coche a la ciudad desde el norte regala una preciosa vista de la ciudad.

Una vez en el destino, justo en la entrada por carretera al casco histórico, hay un aparcamiento. Es bastante amplio y aunque es de pago, el precio es económico. Yo pagué 3,5 € por 24 horas.

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También es posible, por supuesto, ir en transporte público hasta Wertheim. Pero hay que contar con tiempo. Los que quieran ir directamente, por ejemplo, desde el aeropuerto de Frankfurt, deben calcular entre dos horas y media y  tres horas de viaje. Y un mínimo de dos transportes (tren y autobús) para llegar al destino.

Desde Würzburg se tarda unos 90 minutos a Wertheim y desde Núremberg, aproximadamente 2 horas. Si queréis conocer todas las opciones, horarios y precios para hacer el trayecto a Wertheim desde cualquier ciudad, os animo a consultar Omio. En esta página encontraréis toda la información necesaria y también podréis comprar los billetes para vuestro viaje.

Qué hacer y que ver en Wertheim

No es complicado encontrar cosas para hacer en Wertheim. Tanto en la ciudad como en los alrededores. En mi caso visité la ciudad en invierno y por la luz, es cierto que las posibilidades son menos. A pesar de ello, pasé un día fantástico recorriendo esta ciudad, para mi sin duda una de las más atractivas del sur de Alemania.

Además, al ser menos conocida que otras de la zona, hay menos turismo. Algo que sin duda regala algo cada vez más difícil de encontrar cuando se viaja: poca gente y lugares que no estamos cansados de ver en las redes sociales.

¿Preparados para conocer esta ciudad de bonitas plazas, tranquilas calles y atractivos museos? Listos, porqué allá vamos.

Spitzer Turm, la torre puntiaguda

Si se llega en coche a Wertheim, esta torre es un buen lugar para iniciar la visita por la ciudad. Fue construida en el siglo XIII como torre de vigilancia. Basta ver su ubicación, justo frente al punto en el que se unen el Tauber y el Meno para comprender la importancia de controlar este lugar que daba acceso a la ciudad.

Dos siglos más tarde se añadió la cubierta puntiaguda que hoy caracteriza a esta torre. La razón de este añadido era compensar la inclinación de la base. Si os alejáis unos metros de ellos, podréis apreciar esa inclinación.

Entre las cosas curiosas de esta torre está también la altura de su puerta. Nada menos que a diez metros sobre las calles de la ciudad. No queda más remedio que utilizar un escalera para entrar a la torre.

En lo más profundo de la construcción está el conocido como agujero del miedo. Basta asomarse a él para entender su nombre. En el se encerraba a ladrones, borrachos y mujeres de “mala vida”. Su compañía eran la humedad y la ratas.

Merece la pena subir los 36 metros de altura de la torre porque desde la parte superior se tienen buenas vistas de la ciudad y los ríos.

Maintor (Puerta Principal)

Desde la anterior torre solamente hay que caminar unos metros rodeando los edificios por Mainplatz para llegar a la que fue la puerta principal de la muralla que rodeaba Wertheim. Entre los siglos XIII y XV, la ciudad contaba con 18 puertas. De ellas, se conservan tres. Una es esta, que da paso a la ciudad antigua y que se puede reconocer por las almenas de su parte superior.

Neuplatz, antiguo barrio judío de Wertheim

La primera de las plazas que podemos visitar en el centro histórico de la ciudad es una plaza que poco tiene que ver con la que podían ver hace tan solo unas décadas los vecinos de la Wertheim.

A esta plaza se llega por Gerbergasse, una calle que hasta mediados de los años 30 del siglo pasado se llamaba Judengasse haciendo referencia al barrio judío que allí había. Poco queda de él. Ni tan siquiera la sinagoga que se construyó en el siglo XVI y que se reformó a finales del siglo XVIII. Fue demolida en 1961 y de ella tan solo queda la silueta marcada en el suelo del espacio que ocupó.

Marktplatz, la histórica plaza del mercado

Uno de los espacios públicos más bonitos que ver en Wertheim es la Plaza del Mercado o Markplatz. Rodeada de casas de entramado, es lugar de reunión y de paso obligado cuando se recorre el centro histórico de la ciudad.

Wertheim

Varias de las casas que se pueden ver en esta atractiva plaza datan del siglo XVI. La más antigua de todas ellas está en el número 6. Se trata de la Zobel´sche Haus, famosa por ser la casa más estrecha de Franconia.

Wertheim

Merece la pena ir con tiempo para hacer una parada en la Bäckerei Frischmuth. Abre desde las 6:00 a las 18:00 horas de lunes a viernes (los sábados cierra a las 14:00 horas y los domingos cierran). Es el lugar perfecto para desayunar o para comer uno de esos típicos bretzel alemanes casi recién hecho (más abajo os hablaré del muñeco que aparece en la foto).

Kittsteintor

Para llegar a esta puerta, otra de las tres que se conservan en Whertheim, hay que callejear en dirección al río Tauber, al este de la Plaza del Mercado. Si se cruza algunos del puentes sobre el río se consigue una buena vista de la torre que marca la antigua puerta en la muralla con el castillo al fondo.

Wertheim

Una de las cosas curiosas que se pueden ver junto a esta entrada de la antigua muralla son las marcas que indican al altura que han alcanzado las aguas del río en las distintas inundaciones desde 1595. Están talladas en la casa que hace esquina junto al río.

Wertheim

Por el nivel junto al río del centro histórico y la falta de posibles protecciones frente a nuevas inundaciones, esta parte de la ciudad sigue viéndose cubierta de agua de forma periódica (aproximadamente cada 10 años). Sin embargo, la parte de la ciudad al otro lado del Tauber está algo más protegida gracias a las compuertas de acero que se instalaron hace algunos años en cada uno de los accesos bajo las vías del tren.

Ayuntamiento de Wertheim

Se puede seguir caminando junto al río o hacerlo por Rittergasse para llegar al edificio que actualmente ocupa el Ayuntamiento de Wertheim y que fue la Antigua Corte Real hasta 1781. Las construcciones giran en torno a un amplio patio al que se accede por un llamativo arco barroco.

Museo del Vidrio (Glasmuseum)

La tradición del vidrio en Wertheim se remonta muy atrás en el tiempo. Para recordarla, el Museo del Vidrio abrió sus puertas 1976 en un edificio histórico de la ciudad, la Kallenbach´sche Haus. Veinte años más tarde, el museo amplió su espacio expositivo gracias a la conocida como Casa Pequeña, también de entramado. En total el Glasmuseum cuenta con 650 m2 para sus exposiciones, tanto fijas como temporales.

La visita incluye un recorrido por la historia del vidrio. Entre los objetos expuestos destaca la colección de vasos históricos. Aunque lo más singular es ver como han ido cambiando los usos que desde la antigüedad se han ido dando a este material ahora presente en muchos más objetos de los que imaginamos.

No hay que perderse, en la planta baja, las demostraciones que se realizan en un taller tradicional de vidrio. Los objetos que allí se realizan están a la venta en la tienda del museo.

Colegiata de Santa María

Al salir del museo, basta girar a la izquierda para distinguir a pocos metros la silueta de la Colegiata de Santa María. Una iglesia de estilo gótico. Originalmente fue un templo católico, pero en el siglo XV la familia de los Condes de Wertheim se dividió en una rama protestante y otro católica. Desde ese momento, la iglesia la utilizaron ambos credos de forma simultánea. Algo nada inusual en siglos pasados. Un ejemplo de ello es la pequeña iglesia de San Lucas, uno de los lugares que ver en Kotor (Montenegro) que durante mucho tiempo usaron católicos y protestantes.

Wertheim

Capilla de San Kilian

A la espalda de la colegiata se puede ver la pequeña y coqueta capilla gótica dedicada a San Kilian. Fue construida en el último tercio del siglo XV como capilla para los canónigos. A principios del siglo XVI se convirtió en escuela de latín, recuperando su función de capilla tras su reconstrucción en el siglo XX.

Castillo de Wertheim

Rodeando la Colegiata y la capilla de San Kilian se puede empezar el ascenso hasta el castillo. El edificio más sobresaliente que ver en Wertheim. La subida hay que hacerla a pie, y aunque hay cierto desnivel, con calma, no resulta demasiado pesada.

Aunque el castillo resulta mucho más atractivo visualmente desde el exterior, no por ello hay que dejar de dar un paseo entre sus muros medio derruidos en los que explosiones de pólvora y bombardeos reales se mezclan con historias y leyendas que intentan explicar de forma más romántica el actual aspecto de este castillo en ruinas, considerado uno de los más bellos del sur de Alemania.

El origen de este castillo encaramado en una colina sobre la ciudad se remonta al siglo XII, siendo ampliado de forma continuada hasta el siglo XVII. La Guerra de los Treinta Años y una explosión en el polvorín dejaron el castillo en un aspecto similar al que podemos ver hoy, ya que en la década de los 80 del siglo pasado fue reconstruido. Desde entonces está abierto al público y en el se realizan eventos de diversa índole a lo largo del año.

Si quieres visitar su interior, recuerda llevar euros sueltos en el bolsillo. No hay taquilla para cobrar la entrada. Solamente una puerta que se abre cuando se deposita 1 € en ella.

Engelsbrunnen (Pozo de los Ángeles)

Antes o después de visitar el castillo hay que acercarse a uno de los rincones más pintorescos que ver en Wertheim. Es la pequeña plaza que se forma en el cruce de Mühlenstraße y Rathausgasse. Es ahí donde se pueden algunas de las bellas casas de entramado de la ciudad rodeando el pozo municipal que abasteció a la ciudad desde el siglo XVI.

Está profusamente decorado, con varias figuras entre las que destacan los dos ángeles que portan el escudo de armas del condado y que dan nombre al pozo. También decoran el pozo imágenes del alcalde, el urbanista y de los planetas conocidos en aquel momento.

Museo del Condado (Grafscaftsmuseum)

Merece la pena visitar este museo de Wertheim que ocupa dos edificios históricos de la ciudad: el del antiguo ayuntamiento y la Casa de los Cuatro Coronados (Haus der vier Gekrönten). En los más de 2.000 m2 de la exposición se pueden ver objetos que en algunos casos tienen hasta 900 años de antigüedad.

Todos ellos suponen un viaje en el tiempo para conocer la forma de vida y tradiciones de la ciudad. Desde el modo en el que se pescaba en el Tauber hasta salas dedicadas a objetos religiosos, mobiliario, juguetes o trajes de distintas épocas.

En la Haus der vier Gekrönten, dedicada a la sección judía del museo, se conserva la distribución histórica de las habitaciones con techos de estuco del siglo XVIII. En el exterior de esta casa de entramado hay que prestar atención a las  cuatro ménsulas con los bustos de los patrones de los artesanos, canteros y constructores.

Haus der vier Gekrönten Wertheim

Blaues Fachwerkhaus (Casa Azul)

Esta casa de entramado, frente al anterior museo, es una de las más singulares y famosas que ver en Wertheim. La razón es su color, un intenso color poco habitual en este tipo de vivienda medievales.

Justo a su lado lleva desde 2022 la figura del optimista. Una escultura gigante diseñada por Ottmar Hoerl para animar a la población de la ciudad a ser positivos tras la pandemia mundial que había comenzado dos años antes. Hay figuras más pequeñas de otros colores repartidas por las calles de la ciudad. Y es raro el comercio de Wertheim que no tiene una en su escaparate. Esta figura también se ha convertido en un típico recuerdo de esta localidad alemana.

Wertheim

Cementerio judío de Wertheim

Una vez visitado el museo hay que abandonar el centro histórico, en dirección al Meno, por Eichelgasse. Caminando unos metros hacia la derecha, se llega al cementerio judío de Wertheim. Suele estar cerrado, por lo que es importante, si se quiere visitar el interior, pasar antes por la Oficina de Turismo (Gerbergasse 16) para pedir la llave.

En 1900 vivían unos 200 judíos en la ciudad. Muchos emigraron cuando la amenaza nazi fue evidente. Quedaban en la ciudad solamente 45 en la Kristallnacht (la noche de los cristales rotos, el 9 de noviembre de 1938). En 1943 ya era solamente 19 los judíos en Wertheim, todos ellos fueron deportados a campos de exterminio. Solamente cuatro de ellos sobrevivieron a la deportación.

Los judíos que murieron en la ciudad están enterrados en este cementerio que se comenzó a utilizar en 1406 (se conservan 72 lápidas de ese siglo). Algo que lo convierte en uno de los cementerios judíos más antiguos de Alemania. Tres siglos más tarde, el cementerio fue ampliado hasta el tamaño que podemos ver actualmente.

Cementerio judío de Wertheim

Monasterio de Bronnbach (Kloster Bronnbach)

A solamente 9 kilómetros del centro de Wertheim se puede visitar una antigua abadía cisterciense. Se puede llegar a pie siguiendo el sendero junto al río Tauber (aproximadamente 2 horas). Justo al otro lado del río está la carretera que lleva también al Monasterio de Bronnbach.

Este monasterio se fundó a mediados del siglo XII y presume de ser uno de los más grandes y mejor conservados de Alemania.  A lo largo de los siglos esta abadía alemana ha ido cambiado su apariencia, añadiendo elementos góticos y barrocos al románico original tras ser destruido durante la Guerra de los Treinta Años.

La visita a Bronnbach permite visitar su claustro, la iglesia, varios salones y los jardines. Actualmente, algunas de las antiguas dependencias del complejo están ocupadas por viviendas y alojamientos turísticos, mientras que en el interior de la abadía se realizan diversas actividades. Desde conciertos a exposiciones y catas de vino.

Dónde comer en Wertheim

La opciones para comer, cenar o sencillamente tomar un café en Wertheim son bastantes en el centro histórico. Hay agradables cafeterías, restaurantes que ofrecen gastronomía de distintos lugares del mundo y cervecerías con el más típico ambiente alemán.

Además de la Bäckerei Frischmuth de la Plaza del Mercado, os recomiendo un par de locales en el centro de la ciudad.

  • Zum Ochsen (Marktplatz 7). Este restaurante ocupa la planta baja de un hotelito en el corazón de Wertheim. La decoración es la que todos imaginamos que puede tener una taberna alemana, con mucha madera y grandes jarras de cerveza por todas partes. Tiene un jardín perfecto para los días cálidos. Muy recomendables tres platos típicos de la región: käsespätzle (gnocchi con queso), gekochte ochsenbrust (carne de buey con patatas) y  fränkisches schäufele (cerdo asado).
  • Kaffeeraum (Maingasse 19). El lugar más coqueto en el que tomar un delicioso café o un fabuloso té es este local del centro histórico. Resulta muy acogedor, con su cálida decoración y sus amplias vistas a la calle.

Wertheim

Dormir en Wertheim

Merece la pena hacer noche en esta ciudad alemana para poder disfrutar durante más tiempo de sus atractivos. Entre los alojamientos con los que cuenta Wertheim os puedo recomendar sin duda en el que yo estuve alojada. Por su ubicación, muy cerca del parking del que os hablaba al principio del post y de los lugares que os he ido mencionando el post. También por la amplitud de las habitaciones y su comodidad así como por la amabilidad del personal y el completísimo desayuno.

Ese hotel es el Wertheimer Stuben, en Rechte Tauberstraße 2. Es bastante sencillo, muy del estilo alemán. Ese al que no le hacen falta artificios para bridar comodidad, limpieza y buen servicio.

Wertheim

¿Qué te ha parecido está ciudad alemana? ¿Habías oído hablar antes de ella y de sus atractivos? Si tienes alguna duda, no seas tímido y deja un comentario. En cuanto pueda te responderé.

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