En la región italiana de Trentino-Alto Adige hay un montón de coquetos pueblos encaramados en las montañas y escondidos en los valles. Uno de los más bonitos, Merano, se ha convertido en referente entre los italianos por sus termas. Hasta la propia emperatriz Sissi se escapaba a este atractivo lugar cuando esta parte del Tirol aún formaba parte del Imperio austrohúngaro. En este post os voy a contar que ver en Merano y cómo disfrutar de este magnífico enclave.
Para ponernos un poco en situación, contaros que Merano forma parte del territorio italiano desde la finalización de la Primera Mundial. Por ello en sus calles se puede escuchar hablar con la misma frecuencia italiano y alemán. Todos los carteles, señales e información aparece en ambos idiomas haciendo que te sientas en algunos momentos algo desubicado. Tanto por sentirte dentro de una pequeña Torre de Babel como por la arquitectura de la ciudad, parte de ella medieval y otra parte tan austriaca como los edificios que ver en Viena.
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Dónde está Merano
Esta población de 40.000 habitantes está muy cerca de la frontera con Austria, a los pies de los Alpes, entre los valles de Venosta, Passiria y d’Adige. Ubicada a una altitud de 324 metros sobre el nivel del mar, los picos de más de 3.000 metros de altura protegen al valle de los vientos fríos. Su clima benigno, con más horas de sol anuales que la Costa Azul, permite que en sus parques estén presentes las plantas tropicales, siendo esta parte de Italia una de las mejores de Europa para el cultivo de las manzanas y la vid.
Se puede llegar a Merano desde Bolzano en tren en unos 45 minutos. Aunque tener coche es sin duda la mejor forma para poder desplazarse por el Tirol italiano con rapidez y comodidad. Y sobre todo, haciendo todas las paradas que uno desee. La forma más rápida de viajar con el coche por la región es utilizar las autopistas de peaje. No son baratas, pero para trayectos tan cortos merece la pena el tiempo que ganas evitando las carreteras nacionales que atraviesan uno tras otro los pueblos de región.
Merano, ciudad balneario
Hoy en día son muchos los que cada año, a lo largo de todas las estaciones, visitan Merano atraídos por sus aguas termales. Fueron precisamente el buen clima de la ciudad y esas aguas las que hicieron que la emperatriz Sissi visitara en más de una ocasión la zona acompañada por su hija María Valeria para mejorar las dolencias de esta última.
En 1874 se abrió un complejo con piscinas que se podría denominar spa urbano. Fue en 1934 cuando se descubrieron las termas de Merano. En ese lugar es donde hoy se encuentra el balneario más famoso de la región, las Therme Merano. Un complejo que cuenta con piscinas cubiertas con agua a diferentes temperaturas, algunas de ellas con sal marina. Las 10 piscinas al aire libre están rodeadas de palmeras y cuidados jardines. Y para completar el circuito del spa, se pueden utilizar las diferentes saunas o en la sala de nieve.
También merece la pena mencionar las 69 fuentes de Merano. Otro indicativo de la importancia del agua en esta ciudad termal del norte de Italia.
Qué ver en Merano
El recorrido por los lugares que ver en Merano nos lleva por calles peatonales, jardines y plazas. Junto al río y a lugares algo alejados del centro pero que sin duda merecen una visita. Todo se puede ver perfectamente en un día (en invierno puede ser más complicado por las pocas horas de luz, pero siempre se puede intentar un recorrido completo por esta preciosa ciudad tirolesa).
Puertas medievales de Merano
Merano fue una ciudad amurallada. De ella se conservan tres de las puertas que daban acceso a la ciudad. Puerta Venosta, la más antigua, sirvió como prisión. La Puerta Passiria, junto al río del mismo nombre, está en Steinach, el barrio más antiguo de Merano. Es la puerta por la que se debe salir para ir hasta la Torre de la Pólvora. La tercera de las puertas que ver en Merano es la Puerta Bolzano, del siglo XIV. En su fachada se puede observar un relieve con los escudos de Austria, Tirol y Merano.
Calle de los Pórticos
Siguiendo con el recorrido medieval por los lugares que ver en Merano, llegamos a Laubengasse y Via Portici. Dos calles que unen la Piazza del Grano con la Piazza del Duomo. Son calles peatonales que conservan los soportales de sus edificios, conservando el ambiente comercial de antaño. Si has estado en Bolzano, te recordarán mucho a otra famosa calle de esa ciudad.
Catedral de San Nicolás
El edificio religioso más importante que se puede ver en Merano es su catedral. Se encuentra en el centro histórico de la ciudad, y su torre es la guía para localizarla de forma sencilla.
Este templo se finalizó a mediados del siglo XV, aunque su origen data de una primera iglesia del siglo XII que fue demolida para dar paso a una del tamaño que se merecía Merano, capital del estado por aquel entonces. En cuanto a la torre, fue finalizada en el siglo XVII.
En el exterior de este templo de estilo gótico llaman la atención los frescos de la fachada sur. Son de gran tamaño y es imposible no sentirse atraído por ellos. También en esa fachada, en una hornacina, se puede ver la escultura de San Nicolás, patrón de la ciudad.
El acceso a la catedral es gratuito. El interior cuenta con tres naves y desde él se pueden apreciar el rosetón y las vidrieras. Algunas de ellas son del siglo XV y no es difícil encontrar en ellas elementos del gótico tardío. Otras se colocaron en los vanos de las ventanas a finales del siglo XIX. También merece la pena fijarse en las pinturas de las capillas, en el púlpito y en la pila bautismal con el sistema anclado a la pared para mover la pesada tapa que la cubre.
Capilla de Santa Bárbara
Esta capilla a la espalda de la catedral, sirvió como osario y capilla funeraria hasta que a mediados del siglo XIX el cementerio (del que aún quedan algunas lápidas junto a la fachada norte de la Catedral) fue trasladado a otra ubicación. La capilla, de estilo gótico, tiene planta octogonal y un pequeño retablo de madera de estilo también gótico.
Palais Mamming
Solamente hay que caminar unos metros para llegar a la bonita fachada del Palacio Mamming, un edificio barroco del siglo XVII construido para los barones que le dieron nombre. Actualmente aloja un museo, el más antiguo del Tirol de sur. Al recorrer sus salas se recorre también la historia de Merano, desde la prehistoria hasta el arte contemporáneo. También se pueden contemplar algunos objetos tan curiosos como una momia egipcia o una de las máscaras mortuorias de Napoleón.
Kurhaus
Este elegante edificio junto al río Passirio es seguramente el más emblemático que ver en Merano. Fue inaugurado en 1914, y aunque al interior solamente se puede acceder cuando tiene lugar algún evento, bien merece la pena deleitarse admirando desde el exterior este atractivo edificio modernista.
Ponte della Posta
Cruza el río Passirio, siendo otra construcción modernista que ver en Merano. Desde él se tiene bonitas vistas de la ciudad, además de ser la ruta más adecuada para llegar al Parque Elisabeth en el que se rinde homenaje a Sissi con una sencilla escultura.
Wandelhalle
En el paseo junto al río conocido como Passeggiata d’inverno se encuentra esta galería modernista que puede recordar al andén de una antigua estación de tren. Decorada con bustos de personajes ilustres, sus paredes están decoradas con pinturas que representan paisajes del Alto Adige.
Passeggiata Lungo Passirio
Uno de los paseos más agradables que se pueden dar por Merano es por este camino peatonal junto al río que va desde el Puente del Teatro al Puente de Correos. Es un lugar animado en el que cada mes de diciembre se instala uno de los mercados de Navidad más bonitos de Italia. Una razón sin duda para visitar esta atractiva ciudad durante el último mes del año.
Castillo Principesco
Aunque nosotros no llegamos a ver esta construcción medieval de Merano, tengo que mencionarlo. En nuestro caso se nos pasó por alto por un despiste y porque a las cuatro de la tarde en diciembre cae la noche en el Tirol italiano. Entre una cosa y otra, nos quedamos sin ver el castillo. A pesar de ser un pequeño edificio, está considerado uno de los mejor conservados de la región. Tomad nota y no lo dejéis en pendientes como hicimos nosotros.
Castillo Trauttmansdorff
Este castillo rodeado de unos magníficos jardines se encuentra a 7 kilómetros de Merano. Fue en sus habitaciones donde la emperatriz Sissi se alojó en dos ocasiones. La primera, junto a su pequeña hija María Valeria. La segunda, 18 años más tarde, tras la muerte de su hijo Rodolfo.
En el momento de nuestro visita, y con motivo de la pandemia mundial del Covid-19, todo el recinto del castillo estaba cerrado. Cuando vuelvan a abrir sus puertas, se podrán visitar las colecciones permanentes en su interior. Una de ellas está dedicada la Historia del Turismo. La otra, a la historia del propio castillo y de quienes vivieron en él, con un recorrido por diferentes estancias, en algunas de las cuales se conserva parte del mobiliario y esas estufas con azulejas tan típicas en muchos países de Centroeuropa.
Sin embargo, la joya de este castillo son sin duda sus jardines. Ocupan 12 hectáreas en las que se pueden ver diferentes tipos de jardín, desde zonas boscosas a otras con los típicos huertos tiroleses. Sin olvidarse de los miradores, las esculturas, los animales y las fuentes que se pueden ver durante ese recorrido para el que los responsables del recinto recomiendan de 3 a 6 horas.
A este castillo se puede llegar caminando desde Merano por el conocido como Sendero de Sissi. O bien en coche. Hay un parking de pago justo frente a los jardines del palacio, con una zona para coches y otra para autobuses.