Cuando viajas a Japón tienes las sensación de que no hay ciudad que no tenga algún atractivo. Un jardín, un templo o un castillo. O como ocurre en Nara, un Buda de gran tamaño. No hay duda de que ese Buda y el pabellón que lo acoge son el mayor reclamo de entre todo lo que hay que ver en Nara. Sin embargo, debéis saber que esta ciudad cuenta con ocho lugares declarados Patrimonio de la Humanidad. Un número solo superado en territorio japonés por Kioto. ¿Eso no os parece motivo suficiente para hacer una escapada a esta ciudad?
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Qué ver en Nara
Nara es una de las ciudades más atractivas de la región japonesa de Kansai. Durante 75 años fue la capital de Japón y hoy su pequeño tamaño hace que sea posible descubrir todo lo que hay que ver en Nara en un solo día. Además todos los lugares de interés está relativamente cerca. Basta recorrer una pequeña distancia para llegar de un templo a un parque o a la zona más tradicional de la ciudad.
Orientarse en Nara es sencillo. La ciudad se edificó durante el siglo VIII al estilo chino y hoy conserva la cuadrícula de calles con las que se trazo la ciudad entonces. Actualmente casi todos los puntos de interés que ver en Nara se encuentran al este de la ciudad, en Nara-köen.
Nara-köen
Este lugar es un gran parque en el que se pueden encontrar, además de algunos de los lugares de obligada visita en Nara, los más de 1.000 ciervos que habitan en Nara. Antiguamente, antes de que Japón se convirtiera en un país budista, se pensaba que estos animales eran mensajeros de los dioses. Se les trataba entonces con el mismo cuidado que hoy en día, gozando del estatus de tesoro nacional.
Si se cruza el parque se les puede encontrar pastando en cualquier lugar. O sentados a la sombra de un árbol. Pero si escuchan el sonido de una bolsa de plástico enseguida pensaran en comida y trotarán hasta el lugar del que provenga ese sonido. Por experiencia os aseguro que tienen el oído muy fino. Y que en cuanto uno se dirige a una persona, otro montón de ciervos aparecen tras él. No tienen ningún reparo en acercase a niños y adultos. Si creen que tienes comida y no se las estás dando, te empujaran con la cabeza hasta que te convenzan que es mejor compartir con ellos lo que sea que lleves encima.
En el parque, sobre todo en el camino que lleva al templo del Gran Buda, se pueden encontrar vendedores de shika-sembei. Son galletas, pero ojo, solo para los ciervos. No son comestibles para los humanos.
En este parque, además de los ciervos, se puede visitar el Museo Nacional de Nara. Está dedicado al arte budista y el acceso es de pago. Nosotros no lo visitamos, así que no os puedo contar nada sobre él.
Kohfukuji
El origen de este templo, cuyo nombre quiere decir “el que genera bendiciones” se encuentra en Kioto. Pero cuando la capital de Japón se traslado a Nara en el año 710, el templo fue llevado a su ubicación actual. El templo creció rápidamente con el apoyo de emperadores, emperatrices y una poderosa familia, los Fujiwara. Bajo el patrocinio de esta familia acumuló tanta riqueza como para llegar a estar considerado como uno de los cuatro grandes templos el periodo de Nara. Es decir, los 75 años en los que la ciudad fue capital del país.
El tiempo fue pasando y los gobernantes fueron despojando a Kohfukuji del poder que había alcanzando en sus tiempo de esplendor. El templo se mantuvo durante mucho tiempo gracias a una generosa dotación de arroz que le fue asignada. Pero un incendio en 1717 destruyó gran parte del templo. A lo que hay que sumar la política anti budista de los primeros años del periodo Meiji. Ello llevó al abandono del templo por los monjes y la destrucción de muchos edificios. Años después Kohfukuji recuperó sus funciones originales y actualmente es templo principal de la secta Hosso.
Creo que Kohfukuji es uno de los lugares que merece la pena visitar en Nara. Es cierto que de los más de 170 edificios que llegó a tener el templo hoy solo quedan en pie unos pocos. Entre ellos destacan las dos pagodas. Una tiene tres pisos y la otra cinco. Está última es la segunda en altura de Japón, tan solo sobrepasada por la del templo Tö-ji de Kioto.
Todaiji
Sin duda este templo es el más destacado entre todos los que hay que ver en Nara. ¿La razón? En interior de uno de sus pabellones se encuentra el Gran Buda de Nara. Para llegar al templo basta seguir a turistas y ciervos. No hay pérdida. Ubicado al norte del Nara-köen hay que cruzar dos puertas antes de alcanzar el edificio en el que se encuentra el Buda. La primera de las puertas está unos 200 metros al sur del templo. Es conocida como Nandaimon y está flanqueada por dos imágenes de madera del siglo XIII. Representan a dos guardianes. Estas esculturas se encuentran entre las mejores que se pueden ver en Japón.
Unos metros más allá se alcanza el recinto que rodea el pabellón Daibutsu-den. El acceso es de pago, por lo que en lugar de entrar por la puerta principal hay que seguir las indicaciones y tras adquirir la entrada acceder al recinto por un lateral.
Una vez dentro del recinto la imagen del pabellón Daibutsuden es impresionante. Se trata del mayor edificio de madera del mundo. Y leerlo no es como verlo. Rodeado de jardines, su silueta es elegante a pesar de sus grandes dimensiones. Y eso que el tamaño actual del pabellón es un tercio más pequeño de lo que fue originalmente. En el interior del actual edificio se puede ver una maqueta a escala de como era el templo antes de ser reconstruido en 1709. Entre otras cosas, llaman la atención las dos pagodas laterales que medían 100 metros de altura.
Para encontrarse con el Gran Buda solo hay que cruzar la puerta del templo. Como si estuviera recibiendo a los visitantes, allí está el Daibutso. Se trata de una de las figuras de bronce más grandes que existen en el mundo. Tiene una altura de 16 metros y fue realizado con más de 400 toneladas de bronce y 130 kilos de oro.
Si queréis haceros una idea del tamaño del Buda, no dejéis de rodear su figura. En la parte de atrás encontraréis una columna con una agujero en su base. Dicen que el tamaño de ese hueco es el mismo que el de cada orificio de la nariz del Daibutsu. Hay una creencia que dice que si eres capaz de pasar por ese hueco alcanzarás la iluminación. En principio parece que solo pueden pasar niños. Pero yo me sumé a los que lo intentaban ¡¡¡y pasé!!! Aún sigo esperando alcanzar la prometida iluminación.
Nigatsudo y Sangatsudo
Al salir del Todaiji merece la pena subir hasta dos templos a poca distancia del que aloja al Daibutsu. No son muchos los que se animan a visitarlos, por lo que suelen estar bastante tranquilos. Los dos templos se encuentran en una plaza. Nigatsudo es el de la izquierda. Su elemento más destacado es la terraza a la que se sale desde el templo. Ofrece buenas vistas de Nara. A la derecha de la plaza está el Sangatsudo. Se trata del edificio más antiguo del Todaiji y su interior guarda una colección de estatuas. El acceso es de pago.
Se puede llegar a estos dos templos por diferentes rutas. La más atractiva es la que continúa colina arriba desde la parte trasera de Todaiji. Es uno de los rincones más bonitos que ver en Nara. Algo que queda claro a la vista de la cantidad de artistas que están sentados con sus lienzos retratando el lugar.
Naramachi
Además de templos y ciervos, hay otras cosas que ver Nara. Por ejemplo Naramachi, el antiguo barrio comercial de la ciudad que aún conserva ese encanto tradicional japones. Para llegar a él desde Nara-köen solo hay que caminar hacia el suroeste. Allí uno encuentra un barrio de estrechas calles en las que unas casas están pegadas a otras. Hay tiendas de artesanía, boutiques y galerías de arte como Monogatari Kan. También hay preciosas tiendas de té en las que parece haberse detenido el tiempo.
Durante el paseo se puede poner rumbo hacia el Museo Shiryokan. Es fácil distinguirlo por sus monos rojos y blancos colgando en la entrada. El acceso es gratuito y en el interior se pueden ver multitud de objetos de uso cotidiano que forman parte del patrimonio de Nara mientras se recorre el interior de una casa tradicional japonesa. Al finalizar el recorrido hay una pequeña tienda en la que comprar algún recuerdo de la ciudad.
Cómo llegar a Nara desde Kioto
Nosotros visitamos Nara durante nuestra en estancia en Kioto. Llegar de una a otra de estas ciudades es muy sencillo. Si como fue nuestro caso contáis con el Japan Rail Pass, basta con ir a la estación central de Kioto. Desde allí parten distintos trenes de la compañía JR en dirección a Nara. Los hay locales que tardan unos 75 minutos en hacer el trayecto, o rapid, que tan solo tardan 45 minutos en llegar a Nara.
Una vez en la estación de Nara basta caminar hacia el este por Sanjo Dori para llegar a Nara-köen. Si dejáis Sanjo Dori para ir hacia el sur, llegaréis a Naramachi. Es sencillo recorrer la ciudad a pie, pero si queréis llegar un poco más lejos podéis alquilar una bicicleta. Nara es una ciudad llana perfecta para moverse sobre dos ruedas. En la oficina de información turística de la ciudad os darán indicaciones de donde podéis alquilarlas.
6 comentarios
Qué pasada de sitio. Había visto algunas imágenes de ciervos en Japón, pero no sabía exactamente donde era. Sencillamente precioso, Japón es un destino que está en mi lista de pendientes.
Si te gustan los ciervos, también se pueden ver en Miyajima 🙂
Japón sigue siendo una asignatura pendiente en mis grandes viajes y tengo que quitarme esa espinita de una vez, cada vez que veo un post como este me traslado volando al pais y disfruto como un enano. Voy a tener que ponerle remedio dentro de poco. Me ha encantado en post
Nosotros tardamos años en decidir viajar a Japón. Sobre todo por mi culpa, siempre creía que iba a ser tan caro que no podríamos hacerlo… y luego resultó que fue más barato que otros muchos viajes.
Qué buen post. Nos viene genial porque estamos deseando pisar Asia con los peques, y nos han dicho que Japón es un destino ideal para ir con ellos.
No sabía que Nara escondía tantas cosas para ver… y los ciervos… jejeje. Me imagino ya a mis peques dándoles galletas – o las shika-sembei – a los ciervos!
Un abrazo gordo Cristina.
Sin duda Japón es perfecto para viajar con niños. Por la comodidad, la seguridad y las posibilidades que ofrece.
😉