Aunque el 80% de la población lituana es católica romana, uno podría pensar que son más de un pequeño porcentaje los católicos ortodoxos del país al recorrer Vilnius y encontrarse con muchas iglesias ortodoxas que lucen esas cúpulas que las diferencian de otros templos. Este elemento arquitectónico se heredó del Imperio bizantino, adquiriendo un simbolismo particular: la cúpula coronada con la cruz simboliza la conexión entre la tierra y los cielos.
Desde el siglo XlV y atraídos por unos tolerantes duques lituanos, los judíos comenzaron a llegar a Lituania. Mercaderes, artesanos y comerciantes se convirtieron desde entonces en un componente fundamental de la identidad del país. En la ciudad vieja de Vilnius se formó un distrito judío y el censo indica que a comienzos del siglo XX la mitad de los 120.000 habitantes de la capital lituana eran judíos. Había en la ciudad más de 110 sinagogas y 10 yeshivas (centros de estudios de la Torá), así como una gran biblioteca con la colección más importante de libros en yiddish, lengua que hablaban la mayoría de los judíos de la ciudad. La ciudad era conocida como la “Jerusalén del Norte” debido al gran número de escuelas de estudio del talmud, así como por la conexión con el rabino Elijah Ben Solomon Zalman, el cual falleció en Vilnius.
Tras una concienzuda búsqueda de alojamiento para pasar tres noches en nuestro viaje a Vilnius me decanté por el Moon Garden Art Hotel, un hotel boutique ubicado a pocos metros de la Puerta del Alba, el único portal que queda intacto de los diez que tenía originalmente la muralla de la ciudad. La razón final por la que me decidí por este alojamiento fue que el precio era correcto, lo que ofrecía era todo lo que nosotros necesitábamos y las críticas de clientes en diferentes foros me parecieron bien. Nuestra primera impresión fue buena, pues el establecimiento está decorado con estilo y tienen una peculiar recepción con una bonita escalera, ventanas a un gran patio ajardinado en la parte trasera y una zona de reunión muy acogedora que ya lucía decorada con motivos navideños. Hasta un educado perro recibe al visitante.
Tengo que confesar que cuando empecé a buscar viaje para pasar unos días de viaje en diciembre, Lituania no estaba ni de lejos entre las opciones que tenía en mente. Mi idea era una ciudad donde la Navidad asomara en cada esquina y hubiera un montón de mercados navideños. Pero al comenzar a buscar vuelos y teniendo en cuenta que las fechas del viaje eran en un codiciado puente, los precios de esos destinos que soñaba eran desorbitados. Y entonces Vilnius se cruzó en mi camino. Encontré vuelos a precios magníficos y un hotel que en otras de las ciudades que estuve mirando me hubieran costado el doble. Así que la decisión estaba tomada: nuestro destino de diciembre sería la capital lituana. Con todos los datos que recopilé y mi experiencia en ese viaje he creado esta breve pero práctica guía de Vilnius, seguro que os viene genial si decidís viajar a esta ciudad del norte de Europa.
Tamil Nadu tiene tantos templos que hay que seleccionar cuales se van a visitar. Lo bueno es que se puede entrar en gran parte de ellos de forma gratuita (sin duda un aliciente no tener que abrir la cartera cada vez que quieres conocer un lugar), por lo que sin duda el viajero intentará conocer todos los que pueda. Algunos dejaron de ser lugares de culto hace décadas, en otros se podrán ver de cerca ceremonias que llevan siglos celebrándose del mismo modo. Después de haber pasado por gran parte de ellos, algunos rebosantes de color y otros cuyo mayor encanto es la piedra desnuda creo que estos cinco debéis tenerlos en cuenta y procurar pasar por ellos si visitáis este estado del sur de India.
Tengo que confesarlo: yo no soy mochilera. Ni quiero serlo. Ya está. Dicho. Y oye, que sin cargar con una mochila a la espalda soy feliz en mis viajes, los disfruto mientras los preparo, mientras los vivo, cuando los recuerdo y los comparto. Pero yo soy muy cómoda y si me puedo alojar en buenos hoteles, tener un baño para mi sola y moverme en un coche que me lleve hasta el último rincón que quiero conocer ¿por qué no voy a hacerlo?