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Bélgica

Bruselas, la ciudad alta

por Cristina 07/02/2015
Bruselas, Bélgica

No hay duda de que el lugar más famoso y visitado de Bruselas es la Grand Place. Desde mi humilde punto de vista es sin duda el lugar más bonito e interesante de la capital de Bélgica, pero hay más cosas que merecen la pena ser visitadas en esta ciudad.
Para empezar digamos que la citada plaza se encuentra en la parte baja, y que si nos dirigimos a la ciudad alta, además de conseguir unas bonitas vistas de la ciudad y sus edificios conoceremos otras plazas y lugares interesantes.
Y así comenzamos nuestro tercer día en el país, segundo en Bruselas, dirigiendo nuestros pasos hacia la parte alta de esta pequeña ciudad del norte de Europa.
Este segundo día lucía el sol, y esto inevitablemente hace que todo luzca más bonito, aunque el frío que hacía yo creo que era aún más intenso que el día de nuestra llegada. Nos dirigimos bien abrigados al metro para llegar al Parque del Cinquentenario. En él se encuentra el Palacio del mismo nombre cuyo elemento más llamativo es el arco del triunfo que recuerda a otras puertas triunfales europeas.

Ciudad alta Parque del Cincuentenario BruselasDesde allí y viendo a nuestro paso fuentes con el agua helada, alcanzamos la sede del Parlamento Europeo frente a la plaza de Luxemburgo, desde la que parte una avenida que nos llevó a los jardines del Palacio Real.

Ciudad alta Bruselas, BélgicaMuy cerca de donde estábamos se encontraba la Catedral de San Michel, una gran estructura gótica que es sin duda la iglesia más bonita de Bruselas. En su interior vimos una curiosa exposición de nacimientos de todo el mundo, donde las figuras en unos casos iban ataviadas al estilo occidental, pero en otras representabas personas negras, orientales y la ropa difería mucho de lo que nosotros imaginamos que debía llevar la Sagrada Familia cuando nació Jesús.

Ciudad alta Catedral de BruselasNuestro paseo continuó por el límite entre la ciudad alta y la baja hasta que llegamos a la fachada del Palacio Real desde la que seguimos caminando hasta alcanzar dos pequeñas plazas, la de Petit Sablon ocupada por un romántico jardín, y la de Grand Sablon, más amplia, con edificios que albergan restaurantes y chocolaterías y con una iglesia en uno de sus laterales.

Ciudad alta Grand Sablon BruselasEn la ciudad baja aún os quedaban por ver un par de las cosas más conocidas de Bruselas, ambas cercanas a la Grand Place: las galerías comerciales St.Hubert, muy similares a las que hay en Londres o París, y una pequeña escultura: el Manneken Pis. Abandonamos por tanto la ciudad alta para visitar esos dos lugares, y para luego comer en Chez León uno de los más famosos platos de la ciudad: los moules-frites (mejillones). Muy cerca de este local, buscamos y encontramos a la réplica femenina de niño meón: Jeanneke Pis.

Galerías Sant Hubert BruselasNuestro avión salía tarde, así que aprovechamos las últimas horas luz y sol para recorrer por última vez esta ciudad que huele a chocolate, cerveza y mejillones, que invita al paseo relajado y en la que degustar su gastronomía es parte importante del viaje.

¿Volveremos? Es probable, pero seguramente en otra época con menos frío y más horas de sol.

Nota: durante este día visitamos el Museo Horta, pero no recuerdo si fue antes de llegar al Parlamento. Si recuerdo que llegamos caminando desde una estación de metro… Lo comento porque me pareció uno de esos museos que merecen la pena, que si no se visita en Bruselas no se puede ver en ningún otro lugar. Es la casa de Victor Horta, arquitecto belga pionero en el Modernismo, y el lugar que menciono permite contemplar como era un vivienda / taller concebida en ese estilo que además es Patrimonio de la Unesco.

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Bélgica

Brujas, una ciudad de cuento

por Cristina 05/02/2015

Además de visitar Bruselas en los tres días que pasamos en Bélgica queríamos visitar al menos otra ciudad. Al ser invierno, concretamente diciembre, los días era muy cortos por lo que el día no daba para mucho, no habría tiempo para hacer parada en Gante y Brujas, así que había que decidirse por una, y como yo ya conocía ambas decidí que la que prefería recorrer con Arturo sería Brujas.
Tan solo una hora en tren separa la capital belga de esta preciosa ciudad, de modo que el segundo de nuestros días en Bélgica salimos de nuestro hotel tras un suculento desayuno para caminar hasta la cercana estación del Norte, desde la que saldría el tren que nos llevaría a nuestro destino.

Cuando llegamos a la estación de tren de Brujas nos llamaron la atención la cantidad de bicicletas que había allí aparcadas, y es que a pesar del frío, estos belgas no dejan de moverse en bici.

Comenzamos nuestro paseo hacia el cercano centro de la ciudad. Bellos edificios de ladrillo reflejando su silueta en lagos, cisnes, parques, iglesias, canales… Brujas es una ciudad para caminar sin rumbo, no importa mucho hacia donde uno se dirija pues siempre encontrará en su camino algo que merezca la pena ser visto. Sin duda hay lugares por lo que hay que pasar, pero es casi seguro que se elija la ruta que se elija, se terminará en ellos, y por el camino, ¿por qué no dejarse sorprender por la belleza de cualquier rincón de esta ciudad belga que parece sacada de un cuento?

Brujas, Bélgica

DSC_0138

Cruzando puentes sobre canales y calles empedradas llegamos a lugares como la iglesia de Nuestra Señora, en cuyo interior se esconde uno de los tesoros del país: Virgen y Niño de Miguel Ángel.

Virgen y Niño de Miguel Ángel, Brujas, Bélgica

Dos son las plazas más importantes de la ciudad: Markt y Burg. En la primera, la que es la Plaza del Mercado, destacan sus edificios gremiales de colores con gabletes escalonados; en uno de su lados la torre campanario, Belfort, desde la que se obtienen magníficas vistas de la ciudad. En esta ocasión no subimos pero puedo decir que merece la pena tras haber subido en mi primer viaje a Bélgica.

Brujas, Bruselas

La otra plaza que ciudad, Burg, es probablemente la más importante, ya que en ella se encuentran dos de los edificios más significativos de Brujas: el Ayuntamiento y la Basílica de la Santa Sangre, en la que se guarda una reliquia con sangre de Cristo.

Brujas, Bélgica

Durante nuestro paseo recorrimos el casco antiguo de la ciudad en todas direcciones descubriendo rincones de ensueño que dan a esta ciudad una fama merecida de ser una de las ciudades más bellas de Europa.

Brujas, Bélgica

Nosotros llegamos más allá incluso del casco antiguo y descubrimos algo interesantes: los molinos no son solamente cosa de Holanda, en Brujas los hay y bien bonitos.

Brujas, Molinos

Al ser diciembre el sol baja muy rápido y antes de darse uno cuenta, a horas que a los españoles nos parecen tempranas, empieza a anochecer y es sobre entonces cuando Brujas embruja. Nosotros pasamos el final de tarde paseando por la calles con ambiente navideño de esta pequeña ciudad hasta encontrar un local donde tomar una merienda caliente y pasar las últimas horas en Brujas antes de partir hacia Bruselas para pasar nuestra última noche en el país.

 

 

 

 

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Bélgica

Navidad en Bruselas

por Cristina 03/02/2015
Navidad en Bruselas

La historia de nuestra Navidad en Bruselas es un poco antigua, espero que no os importe, porque seguro que a pesar de los inviernos que han pasado ahora estaría de plena actualidad… Sus protagonistas son tres: Bruselas, la pequeña y coqueta ciudad belga que huele a chocolate; la Navidad, ese momento del año en que todo cambia de color y ni el cielo más gris consigue nublar la belleza que lucen las calles de las ciudades; y yo misma, empeñada desde hacía tiempo en contemplar alguna ciudad europea en el momento más luminoso del año. Y esto fue lo que pasó….

En Madrid era una mañana fría de diciembre cuando muy temprano pusimos rumbo al aeropuerto. Nos machábamos a Bruselas para disfrutar de lo que diera tiempo durante tres días en Bélgica. El vuelo con Ryanair había sido regalado: 2 euros por trayecto y persona, sin tasas ni recargo de ningún tipo. En poco más de horas estábamos aterrizando en el pequeño aeropuerto de Charleroi, a 46 kilómetros de la capital belga. El modo de llegar a Bruselas era un bus a precio barato cuyo recorrido terminaba en la estación de Bruselas-Midi, o en un taxi pagando mucho más.

El problema es que el bus no sale con toda la frecuencia deseada…. y la cola para comprar los billetes del autobús cuando llegamos a la taquilla era tan larga que temimos tener que esperar mucho más de lo deseado. Así que salí a preguntar el precio de un taxi de ocho plazas hasta el mismo lugar de Bruselas en el que nos dejaría el bus y si conseguía convencer a otros seis viajeros saldríamos en pocos minutos, además de que nos saldría más económico que ir en bus. Ni corta ni perezosa empecé a preguntar a unos y otros hasta conseguir que fuéramos 8 viajeros. Subimos todos al taxi y rumbo a la ciudad que era nuestro destino.

Una vez en la estación de Bruselas-Midi, cogimos el metro, limpio, cómodo y rápido, para llegar al hotel. Se llamaba Merivaux Hotel, y estaba en el Boulevard Adolphe Maxlaan, a pocos minutos caminando del metro y de la mayoría de los lugares de interés de la ciudad. La habitación era amplia y calentita, aunque un poco anticuada. Sin embargo la recepción era moderna, luminosa y ya decorada para la Navidad que llegaría en menos de dos semanas.

Dejamos nuestro equipaje en la habitación y nos abrigamos con bufandas, guantes, gorro… todo iba a hacernos falta en la gélida Bruselas. Tenemos que reconocer que no estamos muy acostumbrados a ese frío tan intenso pero no hay nada que el sistema “cebolla” (capa sobre capa) no solucione: camiseta de manga corta, otra de manga larga, jersey, plumas… Y así salimos a recorrer el centro de Bruselas, paseando por avenidas primero y luego por calles estrechas llegamos a la sin duda estrella de la ciudad: la Grand Place. Por el camino contemplamos restaurantes y tiendas con luces y árboles de Navidad, cada rincón de la capital invitaba a soñar en esas fechas de celebraciones y reuniones familiares.

Grand Place Bruselas

Tras recorrer la plaza disfrutando de las fachadas de cada una de sus edificios y rodear el árbol navideños, salimos de ella hacia el resto del casco antiguo de la ciudad en busca de una estación de metro. Nuestra intención era llegar a ver el símbolo de la ciudad: el Atomium. Por el camino pasamos por solitarias calles en las que pudimos ver algunos de los famosos murales que decoran edificios por toda la ciudad.

Atomium Bruselas

En Bruselas en invierno anochece muy pronto, así que cuando llegamos al Atomium, entre la hora que era (apenas las tres de la tarde) y las nubes que cubrían el cielo fuimos conscientes del poco tiempo de luz que nos quedaba para hacer alguna foto al símbolo de la ciudad construido en 1958 como motivo de la Exposición General de la ciudad. Con cada vez más frío dimos una vuelta alrededor de la estructura de más de 100 metros de alto, pero prescindimos de visitarlo por dentro, igual es muy interesante, pero a nosotros no nos motivo lo suficiente como para pagar la entrada.

Con más frío que otra cosa regresamos al metro para ir de nuevo al centro. Era hora de buscar un sitio caliente donde tomar un cerveza, otra de las cosas a las que huele Bruselas. Bajamos del metro en la estación Ste. Catherine y nos vimos sumergidos en uno de los mercados navideños más entretenidos de la ciudad. Parecía que todo Bruselas estuviera allí, ya fuera comprando regalos o adornos para el árbol, o bien tomando copas de vino caliente y riendo con los amigos. Paseamos acá y allá disfrutando del ambiente hasta que alcanzamos la iglesia que da nombre al metro frente a la cual estaba el tío vivo más peculiar y bonito que he visto nunca…

Mercado de Navidad Bruselas

Cenamos muy cerca de allí, en un local con estilo de bodega, llena de belgas cenando a una tan temprana como nosotros. No recuerdo el nombre del local, ni lo que cenamos, pero si que fue reconfortante disfrutar de aquella comida y que hacia un calor muy agradable, tanto que un par de horas después, tras acabar la cena, las cervezas y la charla, nos daba bastante pereza volver a ponernos toda la ropa de abrigo para salir a la calle…. Eso si, con frío o sin él ya habíamos acordado que el postre sería un gofre de los que habíamos visto vendían en el mercadillo navideño.

Pusimos rumbo al hotel, pero antes pasamos de nuevo por la Grand Place. Alguien nos había comentado que por noche el árbol se iluminaba y que había un espectáculo de luz y sonido en la fachada del Ayuntamiento, una de las cosas más originales que pasan en Navidad en Bruselas. Así que a pesar el frío y del sueño por el madrugón pusimos rumbo a la plaza. Sin duda mereció la pena, ya antes de llegar empezamos a escuchar el sonido de la música a cuyo ritmo se iban dibujando imágenes de colores en la fachada del más grande e importante de los edificios de la plaza. Era tan original y variado que aguantamos mucho tiempo junto a un montón de belgas y turistas fascinados por lo que era otro de los bellos detalles navideños de la ciudad.

Navidad en la Grand Place de Bruselas

Cansados regresamos al hotel donde descasamos en la gran cama de nuestra habitación, que resultó muy cómoda. Al día siguiente nuestra intención era ir a Brujas o descubrir todo lo que había que ver en Gante. Pero había que decidir, porque aún quedaban lugares por visitar en Bruselas.

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Castilla-León

Fuentes de la Granja de San Ildelfonso

por Cristina 24/01/2015
Fuente de La Granja

Es muy sencillo llegar a Segovia desde Madrid, por eso decidimos ir a visitar los Jardines y las Fuentes de la Granja el primer domingo del año. Lucía y el sol, el cielo lucía de un intenso azul por lo que a pesar del frío apetecía salir de casa y pasear.

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Amigos viajerosEntrevistas

Laura, de Puerto Rico a Chicago

por Cristina 21/01/2015
Puerto Rico, patria de Laura Arteaga

Laura y yo coincidimos hace unos años en un hotel de Mandalay y tuvimos una conversación sobre viajes durante un desayuno. Curiosamente hemos vuelto a coincidir a través de Tripadvisor cuando ella me comenzó a escribir para preguntarme sobre India del Sur. Más tarde nos hicimos amigas en Facebook… ¡¡¡y sorpresa!!! Al ver sus fotos y viajes inmediatamente supe que era aquella mujer de Myanmar. Y es que el mundo es un pañuelo, sobre todo si de Laura se trata. Es la persona que conozco que más viaja y más paises (recientemente ha superado la centena) y ciudades conoce. Si os apetece saber más de esta grandísima viajera no dejéis de leer esta entrevista donde además nos cuenta que visitar en su Puerto Rico natal.

*Eres de Puerto Rico, vives en Chicago y no paras de recorrer el mundo. ¿A veces no tienes la sensación de tener siempre la maleta preparada?
Definitivamente, pero no me importa. Sarna con gusto no pica!!!! Para mí viajar es una adicción. A veces estoy planificando dos viajes a la vez. Regreso a casa y ya tenemos el próximo viaje listo. Al regresar a casa me ayuda, revisar mis cosméticos, medicamentos y artículos de higiene personal. Reemplazo los potes y envases, de manera que tengo todo listo para la próxima aventura. Dejo mi almohadita de viajes, mi antifaz, mini cepillo y pasta de dientes, siempre en mi maletín de manos. Ramón , mi esposo y yo, hemos visitado 92 países, 1,000 ciudades y pueblos y seis continentes. En enero del 2015, si Dios permite, visitaremos, en un viaje de expedición, nuestro 7º y último continente, la Antártida.

* Cuando viajas, ¿qué es lo que más te motiva a cambiar de aires? Arte, cultura, playa….
Es la sensación de conocer, eso que es un poco diferente. Cambiar de ambiente, olvidarse de que día es hoy. Saber que tienes tiempo para conocer, sentir, oler, oír y ver, este nuevo lugar. La cultura, claro, la gente, la arquitectura del lugar, la flora, la fauna, la belleza natural del país, ya sean costas y playas, montañas, campos y paisajes preciosos; su comida, su diario vivir. Mientras más diferente y exótico mejor. Siempre me ilusiona hospedarme en lugares lindos, cómodos y confortables. Ahora, más que nunca. ¡Viajar es vivir!

* Si alguien te dijera “voy a Puerto Rico y tengo 15 días”, ¿qué le recomendarías hacer?
La Isla del Encanto… si visitaras mi preciosa isla de Puerto Rico, te diría:

  • Primeramente visita, el Viejo San Juan, capital de Puerto Rico. Designado, Zona de Patrimonio Mundial. Caminar por sus estrechas callecitas adoquinadas, restaurancitos locales e internacionales, tienditas de artesanias locales, ropa, y joyería. En la Calle del Cristo, disfrutar del Parque de la Palomas, favorito tanto de niños como de adultos. Al final de la misma calle, la Capilla del Cristo con su romántica leyenda.
  • En el Viejo San Juan, también, no dejes de hacer una visita al impresionante Castillo del Morro. Sus anchas murallas lo hicieron impenetrable a los muchos ataques militares durante la época de las conquistas. Sus seis niveles se elevan 140 pies sobre el nivel del mar, con sus tres banderas, la de Puerto Rico, Estados Unidos y la milicia española.
  • Puerto Rico tiene hermosas playas que hay que visitar, como las de Isla Verde o Luquillo con sus aguas cristalinas y arenas blancas. Después de Isla Verde, puedes continuar a Piñones, donde se puede uno bañar en pozas naturales, protegidas por rocas del mar. También puedes disfrutar de pescado fresco, nuestras alcapurrias y empanadas de cangrejo, en un ambiente super casual…en lo que llamamos “friquitines”. Viene de la cultura africana. Es otro mundo y merece la pena visitarlo. Preferiblemente de día!
  • Para compras el área metropolitana, Plaza las Américas es el lugar “in”. Tiene tiendas locales, internacionales y centro de comida con muchísima variedad.
  • El Yunque, uno de los bosques tropicales (rainforest), con más biodiversidad. Encontrarás lindas cataratas, charcas de agua para darse un frío chapuzón, temperaturas muy agradables, flora y fauna bellísima y podrás llegar hasta las torres de observación, donde, en un día claro, podrás disfrutar de espectaculares vistas de la isla, el Mar Caribe y el Océano Atlántico.
    De hay, puedes continuar en carro, hacia los kioscos de Luquillo. Puedes almorzar o picotear, como decimos nosotros, de todas nuestras frituras, pescado frito, mariscos, dulces caseros, agua de coco frío, etc. Hay muchísimos kioscos y puedes pasar de uno a otro, probando y probando, de todo un poco. Buen provecho!
  • El Condado. Es un área con buenos hoteles internacionales, B & B’s, restaurantes, locales/barras donde sentarse a tomar alguna bebida, caminar frente al mar, etc. A los turistas, al igual a que los habitantes de Puerto Rico les gusta mucho esta parte para ir a almorzar o a cenar.
  • A las afueras de San Juan, en Cataño, puedes visitar la mundialmente famosa, Planta de Ron y Destileria Bacardí, donde puedes ver y aprender sobre este proceso. Hay un pequeño museo y bonitos jardines.
  • Las Cuevas de Camuy…donde podrás visitar espectaculares cuevas y túneles subterráneas, que no tienen nada que envidiarle a otras más conocidas mundialmente. El parque nacional está muy bien preparado para el turismo y se pueden visitar, algunas de las cuevas, en un trencito muy ameno.
  • El impresionante Observatorio de Arecibo. Tiene el radio telescopio más grande del mundo. Fue construido en los 1960’s y manejado, en ese tiempo, por la Universidad de Cornell. Ha aparecido en varias películas de Hollywood y forma parte, desde el 2008, del Registro Nacional de Lugares Históricos de Puerto Rico.
  • La Bahía Fosforecente de Guánica. Se toma una lancha o bote hasta la bahía. Es mejor visitarla en las noches donde no haya luna.
  • En Fajardo puedes visitar u hospedarte en el Hotel Conquistador, con bellas vistas. Se puede hacer “snorkel, scuba, kayaking” o ir de pesca en alta mar. Se puede disfrutar del balneario de las Croabas, donde se puede hacer snorkeling directamente en la playita. Visita también en el área, el Faro de Fajardo.
  • El Museo y Castillo Serralles, en Ponce. Puedes visitar la mansión y los bellos jardines.

* El destino que más te ha impactado para bien o para mal de todos los que conoces
Una pregunta bien difícil de contestar, ya que todo país visitado deja huellas en mi alma y en mi corazón. Siempre encuentro algo maravilloso en cada lugar que visito y el día que no lo encuentre, ya más, me quedo en casa y me ahorro todo ese dinerito. Te puedo decir que un gran pedazo de mi alma se ha quedado en el continente de Asia. Tantos lugares maravillosos que he conocido. Otro en Africa y otro pedacito en el lejano Oriente.

* ¿Qué añoras cuando estás de viaje?
Lo único que añoramos, mi esposo y yo, solamente cuando llevamos mucho tiempo viajando, es ver a nuestros pequeños nietos. Entonces usamos Skype y asunto resuelto. Gracias tecnología!!!

* ¿Prefieres viajar por tu cuenta o en viajes organizados?
Para decirte la verdad, prefiero, cada vez que se hace posible, viajar por mi cuenta. Me encanta la idea de la planificación del viaje, leer sobre el lugar que voy a visitar, la alocación del tiempo en cada ciudad o país que visitaré. Hacer las reservaciones de los hoteles, a mi gusto. Estar los días que quiero, levantarme sin prisa y desayunar. Regresar al hotel en las tardes y disfrutar de la playa, piscina, o simplemente de la habitación. Sí, los viajes en grupo tienen sus ventajas y hemos tomado excursiones organizadas. Otro hace la organización por tí, piensa por ti; no necesitas conducir en tráfico, ni buscar estacionamiento, ni descifrar un lenguaje extranjero. Siempre se conoce a alguna persona o pareja, con la que puedes compartir y entablar amistad durante el recorrido.
Mi marido y yo encontramos, que alquilar los servicios de un chofer, es ideal. Siempre que lo hemos hecho, hemos tenido buenísimos resultados.

* ¿Cuales son tus herramientas para preparar un viaje?
Uso todas las guías de viajes que mi biblioteca pública pueda ofrecerme. Entre ellas, Fodor’s, Lonely Planet, Frommer’s, Insight, Moon, etc. El Internet me provee tremenda ayuda. Trip Advisor es mi biblia y muchas veces uso sus foros para buscar y pedir información. He encontrado, a través de los años, que los viajeros siempre están bien dispuestos a ayudar, dar sugerencias y recomendaciones.

* Comer puede ser un aliciente en lo viajes o un suplicio. ¿Eres de las que prueban todo tipo de comida para al menos saber si te gusta o no?
Mi esposo, Ramón y yo, ambos somos buen diente. Nos gusta probar de casi todo, después que no se mueva. La gastronomía es parte bien importante y uno de los placeres de viajar. Pruebas las delicias que el país te ofrece y otro hace la preparación y la limpieza. No hay nada mejor que levantarse y no tener que cortar las frutas frescas para el desayuno, levantarse de la mesa, al terminar la cena y no tener que recoger ni lavar un solo plato. Maravilloso! Me gusta, me gusta, como me gusta.

*Ese momento viajero que no quisieras volver a vivir
El año pasado, no me preguntes como, reservé un vuelo interno, en la única línea aérea que vuela de El Nido, Palawan, (las Filipinas) a Manila, el día equivocado. Para que te cuento la dificultad que esto causó. No había cabida y teníamos hoteles y trasportación reservadas y pagadas en Manila. Eso fue un sábado y el lunes volabamos hacía Sri Lanka. Tuvimos que tomar un autobús, pequeño y lleno de gente, cuyo recorrido tomo cuatro horas en la noche, hasta Puerto Princesa. Reservar un hotel, de corre y corre, para pasar la noche y comprar un vuelo a sobre precio, con escala en Boracay y llegar a Manila de noche. Perdimos el transporte de limusina, ya pago, y una de las noches en el Hotel Manila, el cual yo añoraba disfrutar durante dos noches. Como dicen, c’est la vie.

* Y ese otro que quisieras vivir mil veces
Cuando llegas a ese primer hotel, y sabes que es el comienzo de tus vacaciones, de tu añorado y soñado viaje. El comienzo de una nueva e interesante aventura.

* Para terminar, tus rincones especiales en el mundo
Son tantos, tantos, tantos…pero aquí van unos favoritos.

  • Jordania. Llegar a cruzar el Siq, en Petra y al final encontrar la maravilla del Tesoro.
  • Pasar la noche en Halong Bay, Vietnam y haber nadado en sus aguas tibias. Despertarme y ver una de las bahías más espectaculares del mundo.
  • Disfrutar de un atardecer mágico sobre los templos de Bagan, Myanmar.
  • Las vistas, del Lago Atitlán, en Guatemala. Soñaba visitarlo desde muy joven. Uno de esos lugares que añoras, sin saber ni la razón. Será que tu subconsciente sabe que serán inolvidables?
  •  Llegar a la cima de Wine Glass Bay en Freycinet, Tasmania. Las vistas que te quitan el aliento, hacen que la difícil y ardua subida valieran la pena.

Que afortunados somos los que podemos y llegamos a viajar, de nosotros serán los mejores recuerdos de esta, nuestra bella Tierra.

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DormirMarruecos

Dar Córdoba: dormir en un riad en Fez

por Cristina 17/01/2015
Riad Dar Córdoba Fez

Nos íbamos un fin de semana largo a Fez, en Marruecos,  ya teníamos los vuelos comprados y había que buscar alojamiento. Al ser tres necesitábamos una habitación grande donde poder tener tres camas y pasar las tres noches en la ciudad marroquí con comodidad. Empezamos a buscar hoteles y valorar opciones cuando se nos ocurrió la idea de dormir en un riad. Buscando en internet la oferta era tan amplia que fue complicado decidirse. Había para todos los gustos y bolsillos, pero para nosotras era importante el tema de poder tener tres camas en una sola habitación. Además, puesto a elegir, queríamos algo cercano a la medina y que el precio no fuera descabellado. Finalmente y después de dar muchas vueltas elegimos el Riad Dar Cordoba donde nos alojamos en la suite Lechin en la que uno de sus sofás de la zona de estar nos lo convirtieron en una cómoda cama.

Pero vamos a ir por partes. ¿Qué es un riad marroquí? Pues muy sencillo: son las casas tradicionales de las ciudades y es sencillo encontrar muchos de ellos en la parte antigua de las ciudades imperiales de Marruecos. Suelen ser de dos plantas y sus estancias se reparten en torno a un patio al que dan todas las ventanas de la casa, consiguiendo con ello estar aisladas del ruido de la calle y las miradas de los transeúntes. En la parte alta también es habitual que haya una gran terraza a la que salir a tomar el fresco o a tender la ropa de la colada. Muchas de estas casas se han rehabilitado en los últimos años pasando a ser coquetos e íntimos hoteles en lo que pernoctar disfrutando del estilo de vida marroquí.

El riad que os he contado que elegimos nos ofreció mandar un taxista al aeropuerto para recogernos, y nos pareció tan económico que no dudamos en decir que si. Cuando llegamos al centro de Fez la verdad es que el aspecto exterior de la casa no dejaba imaginar lo bonito que era lo que nos esperaba dentro.

Tras cruzar la puerta y pasar el típico recodo de las casas marroquíes que evitan que nadie pueda ver el interior del riad nos encontramos en un precioso patio decorado con azulejos de colores, grandes puertas de madera tallada y muchas plantas. Olía a especias y se escuchaba de fondo una suave música árabe.

Riad Dar Córdoba Fez

Nos dieron la bienvenida con un té a la menta y nos acompañaron hasta nuestra suite, ubicada en el último piso al que llegamos por unas estrechas escaleras. Al abrir la puerta nos encontramos centros de una gran estancia decorada con tapices, alfombras y muebles de madera. Era genial, sobre todo por lo que habíamos pagado (100 euros por noche la habitación). Teníamos además un baño amplio con ducha y vestidor y otro aseo lo que facilitaba el arreglarse cada mañana.

Riad Dar Córdoba Fez

Las ventanas de la habitación daban al patio y ocupaban dos laterales, por un lado la habitación propiamente dicha, y por otro, el baño. Desde ellas teníamos casi al alcance de la mano artesonados, celosías y mocárabes.

Todo estaba muy limpio y ordenado. El patio nos brindaba el espacio donde tomar un té o charlar al regresar de las visitas, y si nos apetecía tomar el aire de la noche solamente teníamos que subir al patio.

Como el día de nuestra llegada el vuelo aterrizaba a última hora de la tarde pensamos con antelación pedir que esa noche nos prepararan la cena en el riad. Fue un acierto total. A la hora acordada bajamos al comedor donde empezaron a servirnos todo tipo de platos marroquíes recién preparados. No pudimos elegir nada, sencillamente ellos cocinan… y tú comes. Berenjena, tajine, pimientos, cuscus…. Cada cosa que probábamos era aún mejor que la anterior. Tanto que pedimos permiso para felicitar a la cocinera la mañana siguiente, y la encontramos en una amplia, limpia y peculiar cocina.

Riad Dar Córdoba

A todo esto hay que sumar la comodidad de las camas y la que la distancia a la medina era de apenas diez minutos caminando lo que facilitaba llegar a cualquier lugar donde comer, cenar o que nos pudiera interesar visitar.

Sin duda, si regreso a Marruecos no dudaré en buscar un riad como lugar en el que alojarme pues es otra de las experiencias que brinda el país y que merece la pena ser vivida.

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¡Hola! Mi nombre es Cristina, madrileña y apasionada de los viajes. Desde hace casi una década escribo mis experiencias por el mundo en Kris por el Mundo. Aquí podéis encontrar recomendaciones, curiosidades y muchas ideas para organizar vuestros propios viajes.

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