Tras conocer Munnar y sus campos de té, uno de los lugares que merece la pena conocer al viajar a Kerala, poner rumbo a Kochi. Otra de las ciudades coloniales del sur de India. Nuestra ruta va dejando atrás el clima fresco de la montaña para volver al calor húmedo de India. Por suerte en Kerala, aunque pasamos calor, nunca fue tanto como el que tuvimos en tierras de Tamil Nadu.
Cuando dejamos atrás los Ghates Occidentale, esas montañas durante 1.600 kilómetros recorren los estados de Maharashtra, Goa, Karnataka, Kerala, y Tamil Nadu, hasta llegar al cabo Comorín, tenemos la impresión de haber cambiado de país. De que lo que estamos viendo poco tiene que ver con la India que conocemos: poblaciones donde todas las casas tienen aspecto sólido, donde las calles están limpias y en las que incluso los coches abundan casi más que las bicicletas.
Vemos que aquí las mujeres tienen un aspecto más moderno, pocas llevan sari, es más habitual verlas con salwars kameez, esa vestimenta compuesta de pantalón y casaca, mucho más cómoda aunque menos vistosa que la prenda india por excelencia. Empezamos a descubrir lo que ya habíamos leído: que Kerala es el estado más moderno y avanzado de India y que no es difícil encontrar diferencias con el resto del país.
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Qué ver en Kochi: Tripunithura
Unos 12 kilómetros antes de llegar a Kochi, merece la pena hacer una parada en Tripunithura. Allí paramos para visitar el Museo de Hill Palace. Se trata de un complejo palaciego algo decadente que fue antigua residencia de la familia real de Kochi. Hoy las distintas salas alojan muebles, cuadros, maquetas, monedas y esculturas. Hay que visitarlo descalzo, y sin duda lo más interesante es el palacio en si, la red de pasillos, salones y terrazas.
Es una pena el estado en el que se encuentra, con un poco de esfuerzo podrían convertirlo en una visita fundamental. Aunque son pocos los extranjeros que paran en este lugar, si son muchos indios y sobre todos colegios los que parecen recorrer jardines y palacio con frecuencia. Nosotros nos encontramos con un montón de escolares encantados de posar para nuestra cámara.
Qué ver en Fort Kochi
Kochi es una ciudad grande formada por un conjunto de islas y una zona de tierra firme, todas ellas conectadas por puentes o ferrys. Sin duda la zona más interesante para el viajero es la que nosotros elegimos para alojarnos, pues allí se encuentran los principales puntos de interés además de hoteles para todos los presupuestos al igual que restaurantes.
Nuestro hotel en Kochi, el Fort House, se encontraba a poca distancia de Fort Cochin y las famosas redes chinas. Es un hotel sencillo pero cómodo dónde por pasar tres noches nos obsequiaron con un masaje a cada uno (que Arturo se saltó y yo recibí encantada). Además todas las tardes había té y pastas para los clientes.Una vez instalados en nuestra habitación e inspeccionado el hotel salimos en dirección a Fort Cochin para empezar a visitar una de las ciudades coloniales del sur de India. No teníamos muy clara la distancia a las redes chinas, lo que el plano indicaba que era lo más cercano al hotel, e incluso dudamos si coger un rickshaw. Finalmente caminamos y fue un acierto, pues la distancia era muy corta y por el camino pudimos curiosear otros hoteles.
Nos fuimos dando cuenta que realmente Kochi era más moderna, limpia y ordenada que otros lugares de India. Es de esos sitios a los que llegas y te sirven de respiro porque hay poco tráfico, poca gente, puedes pasear con tranquilidad sin que nadie te ofrezca comprar algo constantemente. Sinceramente me pareció un lugar perfecto para relajarse del bullicio que habitualmente rodea al viajero en India.
Redes Chinas
Llegamos a las redes chinas y ahí tengo que decir que lo encontré todo más sucio y desordenado de lo que imaginaba. Y es que claro, las fotos, son eso, fotos. Les falta el olor, siempre procuramos sacar la mejor parte de cada lugar. Pero realmente las famosas redes chinas de Kochi no son una atracción. Son redes que aún hoy se utilizan cada día para pescar sin tener que salir en barca y tirar las redes de la forma tradicional que nosotros conocemos.
Nadie pone ningún impedimento a que los turistas caminemos entre los pescadores, las redes y las algas secas. Un poco más allá de todas esas impresionantes redes hay una zona en la que otros pescadores lanzan a mano sus redes al agua. Es algo vistoso, sobre todo cuando el sol empieza a caer y tiñe todo de dorado.
Eso sí, igual que el resto de Kochi está bastante limpio, esta parte de Fort Kochi no puede presumir de lo mismo. Hay mucha suciedad, plásticos y hasta animales muertos entre las algas. El olor puede ser realmente desagradable, pero parece que poco importa a todos esos pescadores.
Iglesias de Kochi
Justo donde acaban las redes chinas comienza Fort Cochin propiamente dicho. Allí se pueden visitar iglesias herencia del paso de los portugueses por estas tierras y en una de las cuales, la Iglesia de San Francisco, puede verse una lápida bajo la que estuvo enterrado Vasco de Gama tras fallecer en Kochi (más tarde se le trasladó a Lisboa). También hay un cementerio construido por los holandeses quienes también dejaron como herencia en la ciudad el palacio de Mattancherry y otros edificios hoy convertidos en hotelitos, restaurantes o tiendas y que dan aspecto de ciudad colonial a este rincón de India.
Empezaba a caer la tarde cuando pasamos antes una iglesia abierta desde la que el sonido de una misa llegaba a la calle.. Nos miramos con cara de curiosidad y entramos al templo. Estaba abarrotado de gente, hombres, mujeres y niños en un espacio que podría haber pertenecido a cualquier iglesia católica de Europa. Un coro cantaba y yo diría que las canciones eran las mismas que se las que se pueden escuchar en las misas de otros lugares del mundo. La diferencia es que en esa iglesia los santos lucen guirnaldas de flores iguales a las de los dioses del panteón hindú, y es que al fin y al cabo, es India.
Jew Town Road, el barrio de las especias
Hacia el Este de Fort Kochi, cerca del mar, se encuentra esta calle. Es en la que mejor huele de toda la ciudad. Paseamos por calles con puertas de colores que daban entrada a lo que antaño fueron grandes casas de comerciantes y que hoy son almacenes. Caminar por allí es un regalo para el olfato: huele a pimienta, cardamomo, jengibre. Los hombres transportar grandes sacos con uno de los tesoros del sur de India: las especias.
Barrio Judío de Kochi
En esa misma zona de la ciudad se puede conocer también lo queda del antiguo barrio judío de Kochi. Abarca un puñado de calles al final de una de las cuales se abre una espacio más amplio en el que sitúa la sinagoga Pardesi. Nuestra intención era visitarla, pero por horarios y algún que otro malentendido nos quedamos sin verla.
Se trata de una de las zonas más turísticas de la ciudad, por lo que abundan las tiendas de recuerdos y algunas de antigüedades que guardan verdaderos tesoros.
Palacio de Mattancherry
Fue construido por los portugueses y renovado más tarde por los holandeses. Lo más interesante son unos preciosos y detallados murales hindúes que representan escenas de las epopeyas de esa religión, así como de otros motivos relacionados con dioses y diosas. Además se exponen palanquines, ropa y joyas. Se paga entrada y está prohibido hacer fotos en el interior.
Comer y beber en Fort Kochi
Sachi Art Cafe
Un local con buen ambiente y estilo que además es sala de exposiciones. Al fondo es donde se encuentran las mesas, algunas bajo techo y otras en un agradable jardín. Nosotros queríamos cervezas, pero no pudo ser. Solo sirven cafés y limonada natural. Pues nada, limonada para los dos. Es un lugar que merece la pena visitar, aunque todos los que pasamos por allí teníamos sin duda aspecto de turistas. Y es que es en Fort Kochi casi todo está pensando para los viajeros.
Oy’s Restaurant
Aún no sé porque nos decantamos por el restaurante de este hotelito de Fort Kochi. Había una parte cerrada con sofás y música chill-out pero los asientos eran tan bajos que preferimos cenar en un pequeño patio con un par de mesas. La comida no fue nada como para recordar, pero lo que no se nos olvidará fue que al pedir cerveza nos la sirvieron a escondidas pues no está permitido servir alcohol en muchos lugares. Así que tomamos la cerveza ¡¡¡en tazas de desayuno!!!
Dal Roti
Si nuestra primera noche en Kochi este restaurante no hubiera estado cerrado creo que no hubiera probado otro lugar. Se trata de un local con dos salas decoradas con sencillez (unos saris colgados de las paredes y algunas pinturas) y un dueño al que no se le cae la sonrisa de la cara. En su carta comida tradicional india, pero lo mejor esa especie de crepes hechos con distintos panes indios y rellenos de pollo, gambas o verduras. Una delicia a muy precio.
Teapot
Uno de los locales más agradables de Fort Kochi es Teapot. Una coqueta cafetería con una amplia carta de tés y decorada con mucho encanto. Imprescindible acompañar la merienda con una porción de su tarta “muerte por chocolate”.